Se acerca el nuevo año y trae como novedad de que es un año electoral. Ya empezarán los ratones a buscar su tajada de queso y nosotros, los dueños del queso, tal vez nos quedemos sin una feta.
Faltan pocos días para que uno tenga que cambiar la fecha por un año y los días pasan rápidamente. Vamos a tener que escribir 2019 en todos los papeles que firmemos y elaño 2018 pasará a la historia como uno más, sin grandes conflictos pero tampoco grandes avances.
El tema de los “cuadernos” nos absorbió gran parte del año y aún se está armando el final de la película. No sabemos cómo terminará, pero por los antecedentes va a ser una película de intrigas donde no sé si va a ganar el “más mejor”. Lo veremos.
Mientras tanto el año 2019 aparece ahí, intacto, invicto, sin que todavía le pellizquemos un trozo de día. “¿Cómo será?”, nos preguntamos y no tenemos respuesta a eso, tal vez meras aproximaciones que a lo mejor distan mucho de lo que verdaderamente ha de ocurrir.
El rótulo “electoral” que lo enmarca le da características especiales. Ha de ser un año donde aparezcan candidatos como los hongos después de la lluvia, algunos nuevos, dispuestos a incursionar en estas lides electorales y otros ya probados, con experiencia, a quienes parece que los seduce el poder porque van a intentarlo de nuevo.
Vendrán las encuestas en cantidades industriales y sus números tal vez aclaren o tal vez oscurezcan. Las encuestan son inciertas, tienen un porcentaje de incertidumbre y como se ha dicho hasta el cansancio, la verdadera encuesta es la elección misma.
Pero se barajarán cifras, que un tanto por ciento para uno, que un tanto por ciento para otro, que un tanto por ciento de indecisos y otro tanto por ciento “no sabe, no contesta”, que a lo mejor sí saben pero no se animan a contestar.
Claro que la elección que se viene no es cualquiera, es la elección de presidente de la República, ese que nos va a hacer sufrir durante cuatro años, hasta el 2023. No es cosa menor.
Al parecer la cosa va a estar más dividida que dedo de gallina. Por un lado los que manejan en la actualidad y ya han causado varios quiñes. Por otro lado está la gente ligada a Cristina, que todavía tiene que responder por los defalcos ocurridos durante su gestión y una nueva manifestación del peronismo que pretende armarse como una fuerza electoral con pretenciones.
Se están reuniendo, aunque nieguen que estén hablando del asunto, seguramente están hablando y se están barajando nombres para saber cuáles son los mejores posicionados en la opinión de la gente.
Y estamos nosotros, los que vamos a elegir, los protagonistas que andamos más desconcertados que el Papa en una mezquita. Sabemos que necesitan de nosotros y que van a intentar seducirnos. Seguramente alguien lo logrará.
Nosotros, los que nos vamos a enfrentar a opciones que tal vez no sean las mejores, las deseadas.
Porque, es cierto, no podemos decir que los argentinos elegimos bien, pero es que se nos ofrece un menú donde hasta las papas fritas aparecen demasiado fritas y entonces uno no tiene más remedio que inclinarse frente a algunas de las propuestas aunque no lo convenzan plenamente. Si te vas a agarrar un resfrío agarrate el que menos te haga estornudar.
Se viene el año 2019. Vienen por nosotros. Nosotros, los que valemos un solo voto, pero para ellos nosotros, los que decidimos.