La selección española completó su viaje más triste, el de vuelta a casa tras la temprana eliminación del Mundial 2014, en una vuelta de once horas y media con escala para repostar en Gran Canaria, que tuvo el susto final por un rayo que alcanzó al avión en Madrid minutos antes de aterrizar.
Tras una partida de Curitiba plagada de tensión y nerviosismo, en la que Jordi Alba y Sergio Busquets protagonizaron algunos duros cruces con la prensa española que también regresaba al país, el momento de mayor zozobra llegó al momento del aterrizaje.
Cuando el avión ya iniciaba la aproximación a tierra, ya en Madrid, un rayo iluminó todo y el comandante tranquilizó con un mensaje que confirmó el impacto pero el buen estado del Airbus. Cinco minutos después y quince antes de lo previsto el aparato tomó tierra sin ningún problema en la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas poco antes de las 12 y los internacionales pusieron fin a su pesadilla.
Antes de iniciar sus vacaciones dieron la última decepción al centenar de aficionados que se habían acercado al aeropuerto. Los jugadores salieron en furgonetas por una zona diferente a la de salidas. Fue el último capítulo de la historia de una decepción. El momento en el que España se reencontró con la derrota y algunos no supieron estar a la altura.
La eliminación del campeón dejó algunas “perlas”. Xabi Alonso y Xavi Hernández, quienes se acercan al fin de sus carreras internacionales, ni siquiera se hablan. Se rumorea que Xavi se negó, incluso, a grabar un spot con el vasco hace más de un año. Iker Casillas fue aislado del resto incluso en los entrenamientos. Cesc Fábregas recriminó al técnico, en público, por sus decisiones.
David Villa se fue llorando furioso al ser sustituido en el que probablemente fue su último partido con la Roja. Del Bosque alegó, después, que no lo sabía. Jordi Alba, perdió los estribos, y al término del encuentro ante Australia, recriminó a un periodista español su postura crítica. “La próxima vez te arranco la cabeza”, amenazó el defensa, cuentan los presentes en el estadio.
Todo esto y mucho más determinó el fin de una era gloriosa del fútbol español.
