Si doña Petrona C. de Gandulfo fue la primera en acercar el placer de cocinar a través de la tv y supo entrenar a los argentinos en el mundo gourmet, podríamos decir que Blanca Cotta, fallecida ayer a los 94 años, fue una indiscutida intérprete y divulgadora de esa dinastía de cocineras, a la cual supo transferirle un toque y un estilo propios.
Blanca le dio a la profesión vuelo y brillo de escritora, dibujante, guionista, una narradora divertida y didáctica del arte culinario. Su pluma tocó el punto más alto en su recordada columna "De aquí, de allá y de mi abuela también", publicada por décadas en la revista Clarín de los domingos.
Creció en Quilmes, ciudad que adoptó como propia. Fue allí donde se recibió de maestra con medalla de oro. También fue profesora de Letras, pero en aquellos tiempos, en un mundo reservado a los hombres, esos méritos apenas le alcanzaron para un empleo como preceptora. Sin embargo, pronto se acercó al mundo de la gastronomía y al placer de difundirla de un modo práctico.
Fue una de las pioneras de los programas dedicados a la mujer.