Tras una larga lucha con un cáncer linfático, el cineasta chileno Ricardo Larraín, conocido por su película “La frontera”, de 1991, murió el lunes en Santiago a los 58 años.
El deceso fue confirmado por el ministro de Cultura, Ernesto Ottone. Larraín padecía la enfermedad desde hace nueve años. “La enfermedad iba y venía, pero ya en los últimos meses lo atacó bastante fuerte y llevaba un tiempo en cama”, dijo Guillermo Bravo, uno de sus colaboradores, al diario La Tercera. “Afortunadamente se mantuvo lúcido hasta el final y el sábado pasado hablamos de varios proyectos que teníamos juntos”.
Con “La frontera” Larraín ganó el Premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana en 1991 y un año después obtuvo un Oso de Plata en el Festival de Berlín.
Sus créditos también incluyen “Chile puede”, de 2008, y “El niño rojo”, de 2014, esta última sobre la vida de uno de los libertadores de Chile, Bernardo O'Higgins. Además, dirigió teleseries y una miniserie dedicada a personajes históricos chilenos.
“La frontera” está ambientada en Puerto Saavedra, 770 kilómetros al sur de Santiago, y está centrada en la vida de un profesor de matemáticas relegado al fin del mundo por la dictadura de Pinochet en los últimos años de su régimen (1973-1990).
Larraín centró el guión en el impacto que la relegación tiene en el maestro, en medio de personas y un paisaje físico tan distintos a su entorno común, que lo hacen revivir su exilio y el alejamiento obligado de su hijo. Se alejó de lo que podría haber sido una cinta panfletaria.
Mónica Villarroel, directora de la Cineteca Nacional, dijo que Larraín “fue un cineasta que marcó profundamente el cine con una forma de filmar que no solo estaba arraigada en el conocimiento del oficio sino en una búsqueda de nuestra identidad”.
