Estamos a pocas jornadas de ingresar a 2017, otro año cargado de historia porque se celebrará el Bicentenario del Cruce de los Andes y de la Gesta Libertadora Sanmartiniana, acontecimiento singular para la Argentina y para Mendoza en particular. Toda la documentación oficial, gráfica y medios digitales, deberá contener la leyenda: “Año del Bicentenario del Cruce de los Andes y de la Gesta Libertadora Sanmartiniana”.
Aunque todo el país recordará y celebrará el acontecimiento, Mendoza, cuna del Ejército Libertador, tendrá gran responsabilidad en la evocación. Habrá actos y ceremonias en distintas partes de la geografía provincial, principalmente en el departamento de Las Heras, donde el Gobernador de Cuyo fijó el lugar de entrenamiento del Ejército Libertador, entre 1816 y 1817, cuyo hecho más memorable fue el cruce de la cordillera -iniciado en los primeros días de enero de 1817 desde nuestro suelo- que culminó con la victoria de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817.
En una cita mínima de los episodios evocativos de tan trascendental fecha, se está organizando el Cruce de los Andes, que se hará el 24 de enero de 2017. Ese día se iniciará por el Paso de Uspallata y el Paso de Los Patos, tal como lo hizo el Padre de la Patria.
Lo primero que el observador se pregunta, cuando recorre el camino hacia la alta cordillera, es cómo, hace dos centurias, hicieron José Francisco de San Martín y sus hombres para atravesar esa mole, la segunda cadena montañosa más alta del mundo. Si hoy, en cierto modo, cansa el cruce al vecino país en automóvil, requiere de un esfuerzo mental pensar en el sacrificio llevado a cabo por un vasto grupo armado en su avance por las alturas, a lomo de mula o a caballo, con todas sus vituallas, abastecimientos y arsenal bélico.
Estos 200 años también brindan al Gobierno y al pueblo mendocinos la oportunidad física, concreta, de revalorizar los hitos sanmartinianos, abandonados por mucho tiempo, y recuperarlos y mantenerlos a partir de ahora para que niños y jóvenes los conozcan, los disfruten y aprendan de ellos. Nos referimos especialmente, sin negar la existencia de otros, al otrora cuartel de El Plumerillo y a las Bóvedas de Uspallata, hitos que lucirán en buen estado en este año, pero sobre los que habría que disponer una vigilancia constante, procurando una intervención de cuidado periódica que evite su penosa condición de otros tiempos.
El aniversario que está por abrirse a la consideración de la ciudadanía, nos deja entonces el ejemplo de las grandes hazañas y la convicción de que se pueden lograr metas si hay convicciones, ideales de grandeza y formas de ejecutar e impulsar las transformaciones que demanda la provincia y el país.
Al respecto, el doctor en Historia Adolfo Omar Cueto señalaba en este diario, en una nota titulada “Un modelo siempre actual”, que “su contemporaneidad (la del Gran Capitán), su actualidad y su vigencia surgen porque, más que prócer, más que héroe, más que ídolo, San Martín es el arquetipo, el paradigma que los argentinos necesitamos para enfrentar la realidad que nos agobia”.