El martes 30 de octubre, el fiscal Gustavo Stroppiana formalizó el pedido de elevación a juicio para la monja japonesa Kumiko Kosaka (42), quien se encuentra con régimen de prisión domiciliaria.
La religiosa es una de las imputadas que tiene la instrucción por los episodios de abusos sexuales denunciados en el instituto religioso para chicos sordos Antonio Próvolo (Carrodilla); caso que tiene en total a más de una veintena de denunciantes y a 14 imputados, entre ellos 2 curas y 2 monjas.
Kosaka integra la segunda de las 3 causas en que está dividido el caso, y aquí se han separado las acusaciones en 6 grandes "hechos". No obstante, se contabilizan 9 episodios, ya que algunos incluyen 2 y hasta 3 sucesos diferentes.
Aún no hay fecha para el juicio, y de hecho la defensa de Kosaka puede oponerse a este pedido. El caso Próvolo ya tiene un primer condenado (el ex administrativo y monaguillo, Jorge Bordón, quien reconoció la autoría de los abusos por los que estaba acusado), mientras que los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, y el otro ex administrativo, Armando Gómez, aguardan fecha también para su juicio.
Estos 4 hombres son los integrantes de la primera causa, mientras que la monja Asunción Martínez, la ex representante legal del establecimiento, Graciela Pascual y otras 7 ex directoras, docentes y empleadas conforman la tercera causa.
Contra la monja
El primero de los hechos que integra la causa contra Kosaka incluye dos episodios registrados entre 2005 y 2007. En ellos, la misma joven acusa a la monja de haberle puesto pañales para ocultar las lesiones que sufrió tras haber sido violada por el más joven de los curas -Horacio Corbacho- en dos oportunidades y en distintos horarios.
El sacerdote está imputado en este par de casos por el delito de "abuso sexual con acceso carnal, agravado por ser el autor encargado de la guarda y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo".
Además de la imputación al cura -sobre quien recaen las más tenebrosas acusaciones en todo el caso-, por estos hechos también tiene dos imputaciones Kosaka: ambas como "partícipe primaria en términos de comisión por omisión". En pocas palabras, por haber omitido denunciar la situación y no haber solicitado asistencia médica y legal para la niña. Para el fiscal, esta falta de acción de la monja avaló la conducta abusiva de Corbacho.
El tercer episodio integra ya el "hecho dos" en la causa. Y la imputación sobre Kosaka también es como partícipe primaria de otro caso de abuso sexual con acceso carnal por el que está acusado Corbacho. En este caso, la denunciante es una joven que relató haber sido violada por el sacerdote luego de que la monja la "entregara" al cura a sabiendas de las aberraciones que ya había cometido.
El tercero de los hechos detallados contra la monja japonesa está conformado por 3 episodios que incluyen tocamientos (perpetrados por ella misma contra las alumnas o induciéndolas para que se toquen entre sí); además de una acusación donde sostienen que le permitía a los niños ver películas pornográficas a través de la ventana de la habitación de otro ex empleado. En todos estos casos Kosaka está imputada por corrupción de menores, agravado por ser encargada de su guarda.
La séptima acusación contra la religiosa integra el "hecho 4" e involucra al ex jardinero que estuvo acusado en un principio y luego fue declarado inimputable. En esta oportunidad, la imputación contra monja es como "partícipe primaria del abuso sexual gravemente ultrajante".
Aquí se responsabiliza a Kosaka porque, pese a que ella tenía conocimiento de los hechos por los que estaba acusado el ex trabajador, ella omitió de manera sistemática cumplir con la obligación de denunciar y hacer lo mínimamente indispensable que estaba a su alcance para evitar el abuso.
El octavo suceso -incluido en el "hecho cinco"- la tiene imputada por abuso sexual simple, agravado por ser cometido por ministro de culto reconocido y por ser encargada de la guarda; en concurso ideal con corrupción de menores. Concretamente, una de las denunciantes acusa aquí a la monja de haberla tocado.
Por este mismo delito es la novena y última imputación a Kosaka -este episodio integra el "hecho 6"-. En esta oportunidad, la denunciante detalló que la religiosa se avalanzó sobre la cama donde la niña dormía y frotó su cuerpo.