A la espera de sentido común, educación y responsabilidad - Por Enrique Isuani

A pesar de que las tachas resultan molestas, cumplen con su objetivo de salvaguardar la vida.

A la espera de sentido común, educación y responsabilidad - Por Enrique Isuani
A la espera de sentido común, educación y responsabilidad - Por Enrique Isuani

Sin duda alguna que la educación vial debe ser el eje central para disminuir los riesgos de accidentes de tránsito.  También habría que agregar el sentido común y la responsabilidad  del conductor.

Pero mientras la primera está en su etapa inicial y los segundos, al menos minoritariamente, no son una realidad, las administraciones deben tomar medidas para el control de la velocidad, como son las “tachas”.

La opinión del especialista ingeniero Carlos Prato es que los reductores de velocidad son los adecuados por las características de las arterias mendocinas.

Justamente la idea es que no gusten, que sean molestas, algo que llame la atención al conductor sin resultar peligroso.

La “tacha” no desestabiliza el auto   porque la compresión  que sufre el amortiguador al pasar sobre esos objetos es mínima.  Es similar a lo que ocurre  en los autos con los “serruchos” en ruta.

Respecto a los daños en  los vehículos, los mecánicos aseguran que si se las pasa a una velocidad  adecuada no tienen que “lastimar” los autos.  Las “tachas”  están  hechas y colocadas para que los vehículas pasen despacio. Su finalidad es que los conductores se vean obligados a reducir la velocidad en determinadas zonas, especialmente urbanas.

A pesar de las quejas de los conductores,  las uniones vecinales solicitan y defienden  la colocación de los reductores de velocidad.

En el caso específico de Lujan de Cuyo, la demanda por parte de los vecinos de los barrios solicitando su instalación es altísima.

En cuanto a los costos, las resultan ser más económicas que los badenes ya que en dos horas están instaladas, mientras que un badén implica, romper la calle y hacer una obra, lo cual es mucho más costoso en tiempo y en dinero.

A pesar que resulten molestas, los especialistas sostienen que están cumpliendo con su objetivo, que es salvaguardar la vida de peatones, conductores y pasajeros.

Tomando la estadística interanual, a la fecha en Mendoza, desde la misma fecha del año anterior, se ha reducido en un 20% la mortalidad por accidentes de tránsitos (Ministerio de Seguridad).

Sacar o renovar el Registro de Conducir es una molestia, pero de absoluta necesidad.  A nadie se le ocurriría cuestionar dicho trámite.

Lo deseable sería tener calles libres de obstáculos y hacer una circulación sensata. Pero tal como manejamos es difícil encontrar una solución que satisfaga los extremos de la ecuación: impaciencia al conducir y responsabilidad al conducir.

Como prueba de lo expresado anteriormente los datos arrojados por el radar de la Municipalidad de Godoy Cruz indican que casi 60% de los conductores que circulan por el Corredor del Oeste lo hacen a exceso de velocidad.

Mientras se avanza en la educación vial y en la toma de conciencia de los conductores, los reductores de velocidad se hacen necesarios para la preservación de la vida y la integridad física de los mendocinos.

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