Según la sabiduría china, cada crisis representa una oportunidad y a su vez, cada crisis pone a prueba los liderazgos tradicionales y suelen emerger nuevos líderes.
Esto ocurre porque los ciudadanos sabrán apreciar en circunstancias extremas las conductas verdaderamente comprometidas con los intereses del conjunto de las de aquellos que intentan aprovechar la situación a fin de obtener ventajas, ya sean individuales o para grupos específicos.
Cuando los países comenzaron a tomar medidas restringiendo vuelos y cerrando fronteras, el primer sector en experimentar la crisis fue el de las las líneas aéreas.
Los ejecutivos de la mayoría de las grandes compañías comenzaron por bajar sus salarios a la mitad, antes de despedir o suspender personal. Este tipo de conductas, como ejemplo, muestra compromiso y responsabilidad.
Es sabido que la crisis sanitaria es una prioridad y, dado que se trata de una situación excepcional, es necesario adoptar medidas similares, muchas de las cuales tendrán consecuencias directas sobre la economía.
En principio eso será así por la parálisis que puede generar una disminución drástica de la circulación de personas que afectará a comercios, restaurantes y al sector del turismo.
La necesidad de evitar situaciones que supongan la concentración de muchas personas puede afectar incluso algunos servicios, aunque el mantenimiento necesario de otros como el transporte, pueden generar algunas condiciones para la circulación del virus.
Pero el problema más grave tendrá como escenario las finanzas públicas. La caída del nivel de actividad económica traerá como consecuencia una menor recaudación impositiva y afectará, principalmente, a las provincias y municipios, ya que la Nación, finalmente, puede recurrir a la emisión monetaria como para seguir funcionando.
Ante estas circunstancias se podrá ver en funcionamiento el nivel de actuación de quienes ejercen el poder del Estado, en las distintas jurisdicciones.
Es que, además de mostrar la idoneidad necesaria para la toma de decisiones en situaciones extraordinarias, los que se suponen líderes deberán mostrar el temple necesario para transferir tranquilidad a la población.
La situación actual está generando incertidumbre y miedo en la población por lo cual se necesitan personas que dirijan el momento con la mayor firmeza y equilibrio posibles, sin que ello niegue la moderación que se requiere para convocar a todos.
Es que al miedo generado por la transmisión de la enfermedad se le agrega la incertidumbre por la caída de la actividad económica que podría afectar a muchas empresas generando cierres o despidos de personal.
Todo esto requiere de personas especiales, con sensibilidad para manejar el momento, con comprensión de la situación de angustia que puede afectar a muchas personas y con una visión de grandeza.
En este caso, sería oportuno que la oposición de Mendoza revisara su decisión de no autorizar el roll over de la deuda dado que las arcas públicas provinciales se verán seriamente afectadas por la caída de la recaudación impositiva local, pero también por la disminución de las regalías petrolíferas y de los fondos de coparticipación.
En síntesis, nos encontramos en un momento crucial que pondrá a prueba la inteligencia o la mezquindad de quienes tiene que tomar estas decisiones.
No se pueden seguir haciendo los jueguitos bajos de la política mal entendida. Es hora de ver las cosas con el máximo de responsabilidad. Acá no se juegan intereses políticos ni ideológicos. Se juega la prestación de servicios básicos, afectados por circunstancias extraordinarias.
La ciudadanía de Mendoza espera de su dirigencia actitudes de responsabilidad frente a estas circunstancias que son notablemente extraordinarias y todos los que desempeñan funciones políticas en nombre del pueblo deben estar a la altura de lo que se espera.