Por José Luis Toso- jtoso@losandes.com.ar
Luego de las PASO, en el oficialismo provincial saben que la gestión tiene un respaldo importante de parte de la ciudadanía, pero los números obligan a no descuidar la elección de octubre, en la que realmente se ponen en juego las bancas legislativas locales y, con ellas, el estilo que Cornejo deberá dar a la segunda parte de su gestión.
Quienes frecuentan y conocen bastante al Gobernador saben que la diferencia porcentual con el frente justicialista no gustó, pero estuvo dentro de lo previsible. Detrás de ese triunfalismo que llevaba a muchos a vaticinar una diferencia aplastante en las urnas, siempre estuvieron las dudas que generaban encuestas que anticipaban una diferencia muy parecida a la que realmente se produjo el domingo 13. No en vano desde varias semanas antes en el radicalismo comentaban que la diferencia que finalmente se produjo estaba dentro de los cálculos del propio jefe del Ejecutivo.
De todos modos, hubo resultados departamentales que aseguraron el triunfo de Cambiemos en las primarias y en esos territorios el oficialismo espera reforzar su estrategia pensando en las legislativas del 22 de octubre.
El impacto del Gran Mendoza ampliado (Capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras y Luján) resultó fundamental y por eso la orden del Gobernador es la de salir a asegurar el protagonismo en esos lugares y en todos los centros urbanos en general.
Hay dudas sobre el destino del 3 por ciento de votos que cosechó la lista de Armagnague. Están quienes aseguran que por las diferencias notorias en cuanto a las políticas del macrismo y metodológicas con Cornejo, el electorado que acompañó a esa disidencia, que tampoco es peronista, podría inclinarse por otras opciones, como la novedosa Protectora (Partido Intransigente), sector que para algunos ha pasado a ser la gran esperanza electoral de quienes no quieren al justicialismo pero a su vez están desencantados con Macri y con Cornejo.
Tiempo de conjeturas. Sobre las razones por las que el cornejismo no obtuvo más de diez puntos con respecto al justicialismo hay muchas deducciones. Están los que dicen que las listas de Cornejo no obtuvieron más votos por el rechazo de sectores de la ciudadanía a las políticas del macrismo que más impactan, en especial lo relativo a las tarifas de servicios públicos.
No piensan lo mismo en el oficialismo nacional. Los guarismos conocidos en la noche de la jornada de las primarias defraudaron la expectativa que el macrismo puro tenía con respecto a la elección en Mendoza.
Muchos en Buenos Aires calculaban que las listas del Gobierno mendocino se impondrían con claridad como reconocimiento de la gente al reordenamiento del Estado puesto en práctica por Cornejo desde que asumió.
Además, las consultas desde la metrópoli en la mitad de la jornada electoral despertaban cierto entusiasmo ya que -según comentan- en el entorno de Cornejo se hablaba de una ventaja clara de hasta 15 puntos pero no fue así.
En el macrismo hay quienes opinan que los candidatos de Cornejo no obtuvieron más votos porque faltó una referencia expresa en la gestión presidencial.
Hay señales que indican que no agradó mucho al comando nacional del Pro la forma de encarar la campaña en Mendoza. Señalan que fue “provincializada” al extremo y sólo “a favor del Gobernador”, sin gran referencia en la gestión presidencial. También hay quienes aducen que faltó mayor vinculación con la Nación en cuanto a la organización de la campaña, con una construcción demasiado volcada al radicalismo mendocino.
Entienden en los despachos nacionales que quienes en otras provincias se referenciaron más en la gestión nacional obtuvieron triunfo significativos y en algunos casos históricos, como en San Luis y La Pampa, dos bastiones de los grandes caudillos locales del PJ.
Otro ejemplo al que recurren es la elección en Córdoba, donde un dirigente nuevo, como el ex árbitro de fútbol Baldassi, “que es Macri con otra cara”, dejó totalmente mal parado al justicialismo de Schiaretti, que también sufrió una caída sin muchos antecedentes.
No dudan en el macrismo que Cornejo se considera “parte de un proyecto nacional”; fue uno de sus argumentos cuando dispuso unificar las elecciones. “Pero debe tener en cuenta que siempre fue muy bien considerado.
Nadie niega su liderazgo en Mendoza, pero por eso mismo debe sobrarle un resto para una construcción nacional”, señaló un portavoz del macrismo.
Sin embargo, hay quienes están convencidos de que cualquier duda se dejará de lado a medida que se transite hacia octubre. Es que la gran preocupación de Cambiemos sigue siendo el escenario bonaerense, donde después de lo ocurrido el domingo pasado el ambiente está mucho más tranquilo, aunque sin algarabía.
El virtual empate ya fue un desahogo para el macrismo y quedó una imagen de triunfo que no todos imaginaban antes de la elección. Esa imagen, dicen, será difícil de revertir más allá de un eventual triunfo de Cristina Fernández por escaso margen luego del recuento definitivo de las recientes elecciones.
El resultado rompió malos augurios para el oficialismo que preocupaban y generaban incertidumbre.
Por último, el justicialismo mendocino, golpeado y muy mal conceptuado popularmente luego de sus años de gobierno en la provincia, “revivió” a raíz de la elección aceptable que tuvo en las PASO. Por eso es lógico que también salga a la búsqueda de los votos de aquellos sectores que no obtuvieron los porcentajes habilitantes para competir en las legislativas.
En el sector liderado por los intendentes estiman que en octubre el justicialismo puede repetir o mejorar la elección reciente. Hay quienes especulan con la repercusión que el tema de las tarifas de servicios públicos, especialmente en zonas rurales, tendrá en el humor de los votantes. Pensando en las bancas en juego confían en que el radicalismo no pueda estirar la diferencia obtenida. “Si ya tuviéramos otra vez un referente claro, habría más posibilidades (electorales). Pero falta mucho para eso”, dijo un allegado a un intendente.