Francia es de esos equipos que siempre juegan bien, pero a los que a la hora de la verdad le faltan la puntada final. Un equipo que al juego bonito que tuvieron históricamente le adosó la fuerza de la corriente migratoria africana. Tiene un mix que podría amedrentar a cualquiera.
Las ventajas que Argentina tendrá contra Francia será que Lionel Messi enfrentará a tres defensores con los que se cruza todo el año y a los que suele complicar con su velocidad y su gambeta a la carrera.
Eso seguramente le aportará una confianza extra para encarar que hasta el momento no ha tenido en este Mundial exceptuando la jugada del gol, pero allí fue más importante el gesto técnico de parar la pelota que otra cosa lo que marcó la diferencia.
Francia es un equipo muy joven y eso tiene dos costados. Puede ser perjudicial por su rebeldía y la rapidez frente a un equipo cargado de años y que viene de una final, mientras que la mayoría de los galos descansaron el martes.
Pero puede jugarnos a favor si tenemos en cuenta la cantidad de batallas que han jugado unos y otros. Eso suele pesar en la cancha. Abrir el marcador, en ese caso, sería fundamental. Hasta ahora, Francia no tuvo que salir a correr de atrás.
La base del conjunto europeo se ampara en la solidez defensiva y la notable jerarquía individual de sus figuras en ataque.
En la defensa, la experiencia de Lloris, la dupla central compuesta por estrellas del Real Madrid y Barcelona (Umtiti y Varane) y la constante proyección de los laterales Lucas Hernándezy Pavard conforman los ingredientes que combinan seguridad y sorpresa, porque la vía aérea también aparece como herramienta para lastimar a sus rivales.
En la mitad de la canchapuede elegir entre Nzonzi (Sevilla), Matuidi (Juventus), Pogba (hace una temporada el futbolista más caro del mundo), y Kante, del Chelsea. Ellos chocarían con Mascherano, Enzo Pérez y Banega, que es todo lo que tiene Argentina en esa zona.
En ataque el equipo puede incluir juntos a Antoine Griezmann (figura del Atlético de Madrid campeón de la Europa League), Kylian Mbappé (el segundo futbolista más caro de la historia) y Ousmane Dembelé (crack naciente de la constelación del Barcelona).
Allí, además, Deschamps suele ubicar como centrodelantero delante de ellos a Olivier Giroud, el más discutido, pero también el ganador del Premio Puskas al gol del año en 2017.
Todo hace indicar que hacerle sentir la presión será fundamental para dar un nuevo paso en la Copa del Mundo. Hay que tirarle la experiencia y los pergaminos encima. Demostrarle que como el vino, nuestro juego es mejor con el paso de los años y hacer que el champagne pierda rápidamente sus burbujas.