Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Alfredo Cornejo tenía decidido mucho antes de asumir, cuando la larga transición agravaba la apremiante situación de la Provincia, no ceder ante la segura presión que los gremios estatales ejercerían desde sus primeros pasos como Gobernador. No quería pasar los sobresaltos de sus antecesores con cada discusión paritaria anual ni llegar a ofrecer porcentajes de aumento excesivos para acallar protestas, como hizo Francisco Pérez el año pasado.
El escenario de austeridad que planteó Cornejo desde el arranque de su gestión hacía suponer un ofrecimiento de recomposición salarial mucho menor que el pretendido por los sectores gremiales. Así fue y por eso se produjo el encontronazo de la primera paritaria estatal. Los docentes ya pararon dos veces en dos semanas y no se vislumbra un acercamiento de las partes luego de la medida de fuerza y movilización del jueves y de la firma del decreto de aumento salarial dispuesto por el titular del Ejecutivo.
Como para rematar una semana tensa en lo relativo a la relación con los estatales, el viernes el Gobernador se despachó con todo contra los dirigentes gremiales y enfatizó que todos los días de paro que afecten el calendario del ciclo lectivo serán recuperados sobre la finalización del año. Con esos términos habló con los periodistas durante la presentación del nuevo helicóptero que será destinado a uso policial y sanitario.
Cornejo se atribuyó representar “el interés general” de los mendocinos en medio de una gran batalla entre “dos facciones”, el Gobierno y los dirigentes sindicales, según dijo. En todo caso correspondería decir que él, como Gobierno, es una de esas partes y compite del lado de ese interés general que dice representar. Quienes algo conocen del estilo político del jefe del Ejecutivo saben bien que él es el Gobierno, no sólo porque fue votado y elegido por la mayor parte de los mendocinos, sino porque su estilo personalísimo de gestión así lo impone.
De todos modos, su ataque a los abusos en licencias y otras irregularidades lo circunscribió a los gremialistas y moderó su postura diciendo que “hay muchísima gente que hace bien las cosas, que hace un gran esfuerzo para dar clases y nosotros los queremos estimular”.
Viene ahora otra etapa del tironeo con el gremio docente: el abordaje legislativo del decreto para el aumento de salarios. Es necesaria la aprobación parlamentaria para que los próximos sueldos sean pagados con el incremento.
El Frente para la Victoria, que tomó posición a favor del gremio y con algunos de sus legisladores se sumó a la marcha de protesta del jueves, ya hizo saber que repudia el método del decreto elegido por Cornejo y ofrece el ámbito de la Casa de las Leyes para que, si hay alguna posibilidad de nuevo acercamiento, Ejecutivo y dirigencia gremial vuelvan a sentarse en la búsqueda de un acuerdo.
El número de bancas en ambas cámaras parece favorecer al Gobierno en la búsqueda de la rápida aprobación del decreto, pero pese a ello no hay que descartar un debate previo áspero. El PJ legislativo se mueve más que nada al ritmo de sus diputados y senadores más expertos (Tanus, Fadel) en medio de la falta de visión estratégica que sufre por su crisis de conducción tras el nefasto 2015.
Pero como la Legislatura siempre genera un especial microclima político, es muy probable que, luego de tres meses de buena relación entre el nuevo oficialismo y la oposición justicialista, con este enfrentamiento se origine la primera gran tensión. El último gesto de tolerancia y convivencia que dio el Frente para la Victoria parece haber sido el debate y aprobación de la emergencia en seguridad, pero a partir de este choque con los gremios es de esperar que la predisposición a la búsqueda de consensos sea más trabajosa. Las dos sesiones semanales, tanto la del Senado como la de la Cámara de Diputados, terminaron mal por desinteligencias entre los bloques, en especial en la Cámara baja, donde tanto oficialistas como opositores atribuyeron responsabilidades a sus adversarios sobre la falta de quórum que en un determinado momento dejó sin quórum el recinto.
Unos párrafos para la nueva reunión del gobierno nacional con los gobernadores de las 23 provincias y la ciudad autónoma de Buenos Aires realizada el jueves. Este encuentro tuvo la particularidad de que se abordó un reclamo unánime de los mandatarios para encontrar una solución a la restitución del 15% de la coparticipación que hasta ahora la Nación retenía a favor del sistema previsional.
No estuvo Cornejo, que priorizó seguir atentamente el conflicto con el sector docente y, fundamentalmente, ser buen anfitrión en la visita del equipo nacional de Seguridad, encabezado por la ministra Patricia Bullrich. Pero en virtud del buen vínculo que mantiene la Casa Rosada con el gobierno de Alfredo Cornejo, por ahora este tipo de encuentros puede ser suplido por la Vicegobernadora, como ocurrió esta vez.
Uno de los objetivos fundamentales del oficialismo nacional era ablandar a los jefes provinciales de la oposición para que éstos influyan sobre los legisladores que representan a sus provincias en el Congreso de modo de reunir los votos necesarios para que avance sin problemas la ley que necesita la Nación para finalizar el pleito con los holdouts.
La pertenencia al espacio de Cambiemos y la ya mencionada buena relación que mantiene el gobierno provincial con Macri y su equipo hacían más que obvio el respaldo mendocino a la convocatoria nacional.
Igualmente, es muy grande la inquietud provincial por el paso que va a dar el gobierno nacional cerrando el conflicto con los fondos más difíciles de abordar. Nuestra provincia se encuentra entre los 21 distritos que no litigaron en su momento y que, por lo tanto, no fueron beneficiados por el fallo de la Corte Suprema nacional que les dio la razón en su reclamo a Córdoba, Santa Fe y San Luis. La Nación flexibilizó su posición para devolver el porcentaje coparticipable, lo que puede derivar en que más de una vez Cornejo se siente a la mesa del ministro de Interior, Frigerio, para sacar cuentas.