El reperfilamiento generó una cascada de problemas operativos en las empresas del país y con ello, el mayor impacto lo reciben las PYMES.
La medida del gobierno de modificar los plazos de pago de las Letes y Lecap imprimió un riesgo sistémico al mercado local haciendo que el financiamiento en la bolsa local quede realmente golpeado.
Los inversores dentro del segmento de financiamiento se vieron obligados a buscar nuevos productos de inversión, igual manera que las Pymes se vieron obligadas a buscar nuevas fuentes de financiación. Así aparece como novedad la factura de crédito electrónica y la cual se encuentra dando sus primeros pasos en la bolsa local.
La factura de crédito electrónica esta dando sus primeros pasos en el mercado local y si bien el volumen sigue siendo escaso, el producto resulta novedoso y atractivo tanto para las compañías que buscan financiarse así como para los inversores, quienes buscan diversificar su portafolio en distintas clases de activos.
Herramienta de financiamiento para la Pyme En un contexto de poca liquidez en Argentina, sumado a una alta tasa de interés bancaria y en el mercado, en conjunto con el riesgo sistémico que implicó el reperfilamiento, el financiamiento de Pymes en el mercado resultó golpeado. En ese escenario, la factura de crédito electrónica se comienza a destacar como herramienta útil para financiamiento a las Pymes.
Fernando Luciani, director ejecutivo del Mercado Argentino de Valores detallo que la Factura de Crédito Conformada es -en todo momento-, pero en este contexto en especial, una herramienta muy poderosa para todas las cadenas de valor y las pymes en particular.
“Es una herramienta muy útil ya que, al documentar los créditos a cobrar, una pyme gana una opción de financiamiento que es vender la factura que es un título ejecutivo que permite a un inversor tomar una posición vinculada a una cadena de valor determinada. Esto, en un contexto donde el riesgo del sector público está muy alto y es necesario diversificar más que nunca, es determinante para el portafolio. Generalmente las deudas privadas como las facturas no se "reperfilan" tan habitualmente como el riesgo soberano.
En segundo lugar, la factura es muy importante para las grandes empresas porque podrán pagar a plazos más largos y para la pyme también porque al vender la factura en ámbitos institucionalizados donde la oferta y la demanda es transparente y pública, las tasas tienden a la baja”, remarcó.
Por su parte, Maximiliano Gilardoni, gerente de Pyme de Balanz coincide con Luciani al destacar el mayor protagonismo que esta teniendo en el mercado la Factura de crédito electrónica dado que resulta un canal más de financiamiento que tiene la Pyme en el mercado de capitales y con tasas de descuento de entre 67% de empresas de primera línea.
“Es un instrumento que se quiso implementar en enero, pero recién ahora empezó a tener más protagonismo. Los fondos y aseguradoras empiezan a mirar a las facturas de crédito electrónica con mayor atención ya que, al no tener instrumentos financieros en donde colocar los pesos por el reperfilamiento, deben encontrar otras alternativas. Por ello, las facturas de primera línea pagan tasas interesantes en un rango de menos de 30 a 60 días”, dijo Gilardoni.
En cuanto a los números del volumen operado, Cristian Villarroel, especialista de mercados de capitales Mills Capital Market agregó que la factura de crédito electrónica comenzó a dar sus primeros pasos en el mercado registrando un volumen en pesos $62 millones y en dólares u$s 147.000 desde su lanzamiento.
“Hay mucha expectativa en el mercado por la incorporación de este nuevo instrumento de financiamiento Pyme. Puntualmente, la semana pasada se operaron en $73.800 y u$s 106.388 en dicho instrumento. Es un volumen destacado dado que en todo septiembre se operaron $62 millones y u$s 147.000”, sostuvo Villarroel.
Herramienta de inversión
El riesgo crediticio que implicó el reperfilamiento de Lecap obligó a que los inversores en pesos deban migrar hacia otra clase de activos en moneda local en la búsqueda de buenos rendimientos para evitar que los pesos pierdan valor tanto contra la inflación como contra la devaluación.
En ese sentido, la factura de crédito electrónica aparece como una buena alternativa para estos inversores. Luciani destacó que, a la hora de diversificar los riesgos, el inversor tiene que si o si incorporar otro riesgo que no sea el público, y en dicho proceso, está demostrado que los reperfilamientos habidos y los futuros, son constantes y por ello no es aconsejable estar completamente atado a ese sector.
“Si un inversor incorporase un porcentaje importante de riesgo empresario, sus proyecciones serían otras. Dentro de ese porcentaje, una gran parte tiene que estar vinculada a productos pymes de corto y mediano plazo como las facturas y los cheques. Para un inversor son inversiones cortas, super diversificadas y con una variedad de opciones pudiendo comprar el riesgo de una SGR o bien, directamente el de la PYME con los cheques y pagarés directos o el de la cadena de valor con las facturas dado que miramos acá a la empresa grande pagadora”, dijo el director ejecutivo del MAV.
Las SGRs a la espera
Como todo producto de financiación, generalmente existe un participante que garantiza el pago de dicho producto.
Típicamente en el mercado local aparecen las sociedades de garantía reciproca (SGR), quienes avalan a las Pymes y hacen que los inversores se sientan más confiados a la hora de invertir en activos de financiamiento a pequeñas y medianas empresas. En el caso de la factura electrónica de crédito, al ser facturas que comprometen a grandes empresas, las SGR no ven necesidad de garantizan la operación.
El crédito de las grandes empresas avala en cierta forma la operación. De todos modos, las SGR ven a este producto como algo novedoso y con oportunidades hacia adelante. Matías Domínguez, presidente de Avaluar SGR, explicó que en la factura de crédito electrónica existe un “emisor”, que es una MIPyme y beneficiario de la misma y por otro lado existe un receptor que es el “obligado al pago”, que es una gran empresa y que luego de su aceptación o transcurridos los 30 días desde su emisión, la misma puede negociarse en el mercado y los inversores adquieren un riesgo de las grandes empresas que se encuentran listadas.
La SGR lo que ofrece a la MIPyME que no pueda colocar la factura en el mercado, es tomársela en contragarantía y además para aquellas Pymes que se quieran adherir al régimen como receptoras de la factura de crédito electrónica, podrán solicitar el aval de la SGR, para mejorar la calidad del instrumento”, comentó Domínguez.
“Por ahora no se ha llegado a esas instancias, aunque estamos a la expectativa de ver como evoluciona el instrumento y el mercado en dicho producto”, cerró Domínguez.