A esta cara la he visto antes - Por Jorge Sosa

Habría que darle el premio al filipino y sentarlo en el Frank Romero Day. Hubiera plagiado a uno que viviera más cerca...

A esta cara la he visto antes - Por Jorge Sosa
A esta cara la he visto antes - Por Jorge Sosa

¡Oh, qué sorpresa! Ya estaba definido el afiche de la próxima Vendimia, habían hablado sus autores y recibido las felicitaciones correspondientes, habían posado para los fotógrafos con autoridades de la Secretaría de Cultura y todo se encaminaba a que se imprimiera la propuesta y la fiesta estuviese lista para ser identificada y promocionada, cuando ¡Oh, sorpresa! Alguien, a quien seguramente le busca bucear en las redes sociales, descubrió que la imagen presentada era prácticamente la misma que un diseñador filipino había publicado tiempo atrás.

“¡Es una copia! ¡La copiaron!”, se escuchó en los pasillos de la Secretaría de Cultura, y se agarraron de los pelos al confirmar semejante hallazgo. Los pelos y la cabeza entera.

Comenzaron a circular memes en torno al asunto (algunos muy ingeniosos) y el jurado que dirime estos asuntos tuvo que dar marcha atrás y eliminar el trabajo de los que habían tomado una imagen sin el permiso del verdadero autor.

El filipino se hizo famoso en el transcurso de horas e inclusive fue contactado por medios mendocinos. Dijo que sentía dolor, que estaba triste por lo que había ocurrido y que le habían copiado otras cosas.

La imagen es el rostro de una bella niña al parecer de origen oriental, a la que los mendocinos le hicieron algunos retoques menores, pero aún con retoques se parece notablemente a la que alguna vez se le ocurrió al filipino.

Ahí nomás entró a jugar la palabra “plagio”, que es la acción de copiar en lo sustancial, obras ajenas, dándolas como propias. Es una infracción al derecho de autor protegido por los registros de propiedad intelectual. Una especie de afane artístico.

La imagen de la niña es suficientemente atractiva, lo que no se explica es por qué los diseñadores menducos no hicieron otro rostro distinto que fuera lo suficientemente atractivo. Si son diseñadores no les hubiera resultado difícil.

La mentira tiene patitas cortas dice el refrán y en este caso, cortísimas, porque en cuestión de unas pocas horas, lo que era un afiche premiado fue un afiche impugnado por choreo.

El hecho empaña la realización de la Fiesta de la Vendimia, que parece siempre empañada con algo: si no es por una grúa, es por una huelga, o es por un plagio, pero siempre hay algo que oscurezca la propuesta.

A lo mejor lo que más correspondía era darle el premio al filipino y de paso sentarlo en el Frank Romero Day para que aprecie una fiesta que para él debe ser absolutamente desconocida. Hubieran podido plagiar a alguien que viviera más cerca así nos salían más baratos los pasajes.

O tal vez haber tomado otra imagen para inspirarse, una que tuviese que ver más con nosotros, como Patoruzú o Hijitus, entre otras.

Dicen que no existe el delito perfecto, que temprano o tarde se va a saber la verdad y la verdad, en este caso, se supo demasiado pronto.

Si vamos a afanar hagámoslo con un poco de creatividad, pongámosle algo de ingenio. No esperemos ver el documental del Luis Miguel, para imitar a Luis Miguel.

El hecho nos puso en boca de todo el país y las referencias llegaron de todos lados y seguirán llegando.

Escándalo vendimial, otro más. Digo yo: ¿cuándo viviremos la fiesta en paz, ah?

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