Paleontólogos que trabajan en la Argentina han desenterrado los huesos del que podría ser el dinosaurio más grande que haya existido. Quiero enfatizar la incertidumbre de esta frase inicial. Pese a las varias agencias de noticias que ya lo están afirmando, aún no sabemos qué dinosaurio titánico es acreedor del superlativo de "la criatura más grande que caminó sobre la Tierra".
No me malentiendan; el nuevo descubrimiento ciertamente da pie para emocionarse. Encontrado por un campesino de la vecindad de La Flecha, Argentina, y excavado por un equipo del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, el yacimiento de 95 millones de años de antigüedad contiene más de 150 huesos pertenecientes a siete individuos de la misma especie de cuello largo y cuerpo pesado. Aún mejor, los dinosaurios podrían ser nuevos para la ciencia, y la presencia de tantos especímenes en un lugar podría generar conocimientos detallados sobre el crecimiento, ecología y comportamiento de los dinosaurios.
Pero el masivo tamaño del dinosaurio es lo que lo ha catapultado a los titulares el fin de semana pasado. Fotos de prensa muestran a los paleontólogos posando para dar escala a un fémur más grande que ellos (una oportunidad fotográfica requerida para cualquier investigador que trabaje con huesos tan grandes) y una estimación inicial a partir de uno de los huesos sugiere que el nuevo dinosaurio tenía 39,6 metros de largo y 77 toneladas de peso. De ser precisa, podría convertir al titanosaurio en el principal contendiente para el título del dinosaurio más grande que se conoce. El problema es que es muy pronto para saber si las estimaciones son correctas.
La tragedia de los saurópodos más grandes es que son muy fragmentados. El argentinosaurus (a menudo citado como de 30,5 metros de largo y en el rango de 80 toneladas) también se conoce a partir de una colección relativamente insignificante de vértebras, costillas y un fémur incompleto. El bruhathkayosaurus, un dinosaurio que pudo haber sido igual de grande, o más, que el argentinosaurus, solo se conocía a partir de una extremidad, cadera y elementos de la cola, y esos fósiles desaparecieron (de forma muy parecida al casi mítico dinosaurio gigante amphicoelias, que -con una vértebra perdida hace mucho tiempo- se estimó que medía 58 metros).
Hasta saurópodos identificados a partir de una cantidad decente de material siguen siendo tan incompletamente conocidos que no se puede tener una idea directa de cuál era su longitud y peso. Para estimar el tamaño de dinosaurios como el futalognkosaurus, el supersauru y el "seismosaurus", los paleontólogos tienen que recurrir a esqueletos más completos de dinosaurios más chicos estrechamente emparentados y revisar hacia arriba.
Es importante tener en mente la existencia de este fragmentado registro porque, entre otras partes, las colas marcan una gran diferencia en este concurso actual de "mi dinosaurio es más grande que el suyo". Una parte muy importante de la longitud de un saurópodo está en su cola, y qué tan larga realmente sea depende de cuántas vértebras haya en esa parte de la espina. El problema es que colas completas de dinosaurios son muy raras en el registro fósil, y algunos de estos valiosos fósiles hasta sugieren que el número de vértebras en la cola de una especie de dinosaurio podría variar ligeramente de un individuo a otro.
Cuando se manejan dinosaurios con vértebras medidas en metros, no en centímetros, el número de vértebras de cola que reconstruyan los paleontólogos puede marcar gran diferencia a la hora de estimar un tamaño. Y dado que la nueva cama de fósiles solo contiene 150 huesos entre siete individuos, la longitud de la cola del saurópodo (y otras partes) va a tener que depender de lo que sabemos de otras especies. El peso es una cuestión completamente aparte. Determinar la masa corporal de un dinosaurio no solo depende de llenar los huesos faltantes con base en parientes cercanos, sino también de la percepción de un investigador particular sobre si el dinosaurio en cuestión tenía una compostura corpulenta o si era más magro.
Por eso los paleontólogos están familiarizados con el achicamiento de los saurópodos. Cuando yo era niño, el "ultrasaurus" -de 27,4 metros de largo y 180 toneladas de peso- supuestamente era el dinosaurio más grande de todos. Después, resultó que estaba compuesto por múltiples individuos encontrados en la misma cantera, y algunos huesos pertenecían al sólido supersaurus y otros a un brachiosaurus, que pese a ser enorme no rompía ningún récord. Al propio supersaurus le ha ido un poco mejor, actualmente estimado en 33,5 metros de largo y aproximadamente 45 toneladas de peso, pero no se puede decir lo mismo de otro favorito de mi infancia. En artículos de noticias y libros, se decía que el "seismosaurus" tenía una longitud de entre 36,6 y 51,8 metros y que pesaba más de 100 toneladas.
Actualmente se lo ha reconocido como una especie grande de diplodocus (D. hallorum) cuya longitud se aproximaba más a 32,1 metros con un peso significativamente menor que las estimaciones previas. Y ni me hagan hablar del titanosauro pregonado en los titulares como el más grande de todos los tiempos, pese a que únicamente se le conocía a partir de un solo diente. Los dinosaurios no son los únicos animales que son achicados.
En documentales y artículos noticiosos inicialmente se dijo que el espécimen del reptil marino gigante pliosaurus apodado "Depredador X" medía 15,2 metros, supuestamente el pliosauro más grande de todos los tiempo, pero posteriormente fue achicado a entre 10 y 12,8 metros de largo. Criaturas prehistóricas publicitadas sensacionalmente como las "más grandes de todas" luego de ser descubiertas, tienen la tendencia a achicarse para cuando se publica su hallazgo. Nada de esto quiere decir que el saurópodo recién descubierto en la Argentina esté descalificado de la contienda para el título al dinosaurio más grande que se ha encontrado. Este saurópodo bien podría ganarse esa distinción, o al menos dar una buena pelea a los demás contendientes, con nombre y aún sin nombre. Pero todavía no hay forma de afirmarlo.
Las extrapolaciones de tamaño a partir de un solo fémur no son la última palabra, especialmente cuando existen otras partes de dinosaurios de tamaño comparable. El nuevo dinosaurio indudablemente tendrá muchas partes faltantes que tendrán que ser llenadas y posteriormente usadas como base para estimar su masa corporal, y honestamente no me sorprendería si resultara ser otro saurópodo de aproximadamente 33,5 metros de largo con un peso de aproximadamente 50 toneladas. El hecho de que los saurópodos gigantes mejor conocidos se agrupen en este rango podría indicar que hacerse mucho más grande era biológicamente difícil; posiblemente un marcador del límite superior para lo grande que podrían ser los dinosaurios.
Por otra parte, este nuevo descubrimiento podría superar por mucho la barrera y generar nuevas preguntas sobre cómo, siendo tan grandes, vivieron estos animales. Tendremos que esperar a la publicación de detalles y la subsiguiente discusión científica. Sin embargo, la mejor parte del descubrimiento es que los paleontólogos encontraron muchos huesos de múltiples individuos, ofreciendo una riqueza de material para investigar cómo vivieron estos antiguos animales. El tamaño no lo es todo.