No habrá máquina o método que pueda medir el coraje y las ganas de un grupo, pero queda claro que el que mostró ayer Andes Talleres en San Juan hubiera tenido valores muy altos.
En una cancha difícil, ante un rival complicando, el “Matador” se hizo guapo para conseguir el ticket que lo acredita para la gran final de este torneo, ante un rival que recién hoy conocerá.
Fue 6-5 en los penales, tras igualar 1-1 en los 90’ reglamentarios, y el termómetro del mereciómetro, como tantas otras veces, volvió a estallar con los mendocinos. No se jugó bien, es cierto; faltó el toque corto, el fútbol a ras del piso, cuidando el pase en todos los sectores. Sin embargo, corriendo y metiendo, el equipo del “Fiti” Estrada logró llevar la definición a los penales y fue el gran ganador de la tarde sanjuanina.
Las dimensiones del campo de juego (enormes) y el pésimo estado del mismo complicaron a la visita. No logró combinar casi nunca en pequeñas sociedades para llevar el balón hasta la valla de Alcaraz y debió conformarse con lanzamientos a sus delanteros. El local tuvo el juego que más le convenía, el del pelotazo largo, y aprovechó un quedo defensivo del rival para marcar el primero cuando la etapa inicial finalizaba.
El golpe fue rápidamente asimilado por los mendocinos, quienes hicieron un click en el descanso para salir con otra cabeza a jugar el complemento.
En menos de un cuarto de hora, Talleres tuvo la chance de marcar en tres ocasiones, pero recién en la tercera (bendita) Juncos ganó arriba para sacar el grito contenido de esos casi cien simpatizantes que acompañaron en la platea local. La angustia ahora se cambiaba de vereda y el coraje debía llegar al límite de la inmolación. Así lo exigía el momento del juego y la historia “azulgrana”.
Las acciones se equilibraron, el juego pasó a tener de un vértigo demoledor, con poca claridad para jugar el balón y con escasas chances sobre los arcos.
Reaccionó Árbol Verde, más por el empuje de su gente que por convicción, pero ni así logró inquietar la valla de Garro. El fastidio local comenzó a crecer a la par del rumor que bajaba de las tribunas. No estaba cómodo en esas condiciones el conjunto del Barrio Cabot y Talleres decidió llevar la definición a la siguiente instancia.
Allí, entre la mala puntería de los sanjuaninos y el acierto de los mendocinos, se escribió una nueva página en la dorada historia del “Matador”. El siguiente capítulo se denomina: “A dos pasos de la gloria”.