A dos años de que el cuerpo de la niña mendocina Florencia Di Marco fuera encontrado desnudo, vejado y sin vida debajo de un puente en San Luis, su madre será juzgada por ser considerada cómplice de los abusos sexuales que padecía la menor.
El 23 de marzo de 2017, hace exactamente dos años, el cadáver de la nena de 12 años nacida en Junín era encontrado en Saladillo, una localidad puntana. Horas antes su madre, Carina Di Marco, había dado a luz a su cuarto hijo.
Ella y su pareja, Lucas Gómez (32), se mostraron compungidos y reclamaron ante la prensa por la aparición de la niña luego de denunciar su desaparición. Pero con el hallazgo del cuerpo horas después, se descubrió que había sido su padrastro quien la había violado y asesinado, por lo que fue detenido al día siguiente. Las pruebas de ADN a las que fue sometido, cotejadas con muestras tomadas del cuerpo de la niña, confirmaron que había sido el autor.
El cadáver de Gómez fue encontrado en su celda el 10 de mayo de 2017. Se ahorcó con el cordón de su jogging en la celda de aislamiento del penal de máxima seguridad en Pampa de las Salinas.
Por eso, Carina Di Marco será la única que enfrentará el proceso oral por los abusos sexuales a Flor. Para los investigadores, la mujer, quien fue detenida el 4 de abril de ese año, sabía de los abusos a los que era sometida la pequeña pero aún así lo permitía y encubría a su marido.
Carina pasa sus días en la cárcel de mujeres de la capital puntana. El debate al que será sometida comenzará el próximo 8 de abril.
Llega a juicio por el delito de "abuso sexual con acceso carnal en calidad de partícipe necesaria por omisión" con tres agravantes: "por ser guardadora, por el vínculo y por la convivencia preexistente con un menor de 18 años". De ser hallada culpable, Di Marco podría recibir entre 8 y 20 años de prisión. Según informó la prensa local, el fiscal de instrucción Esteban Roche solicitó una pena de 17 años y seis meses para la imputada.
De acuerdo a lo publicado por el portal de noticias de la vecina provincia El Chorillero, el juicio se realizará en la Cámara Penal Nº 2 que integran los jueces Fernando De Viana, Gustavo Miranda Folch y Hugo Saá Petrino. Está previsto que durante las audiencias declaren 105 personas. Los principales testimonios serán los de la madre de Gómez, el hermano y el padre de Di Marco, psicólogos, psiquiatras y las maestras que tuvo Florencia en Palmira, San Martín. La familia vivió allí hasta septiembre de 2016 y luego se mudó a San Luis para probar suerte y sortear la crisis económica que vivía.
Las docentes de la escuela Florentino Ameghino, de Palmira, habían manifestado dichos de la niña que hacían referencia a tocamientos de su padrastro. Cuando las maestras le contaron a Di Marco, la madre de la menor les dijo que era "una mentirosa".
La defensora de la imputada, Karina Mantelli, ha sostenido que su defendida "no tenía conocimiento" de los abusos y que "tampoco tiene responsabilidad en el homicidio". Esto último porque cuando se cometió el aberrante crimen ella estaba internada en la maternidad Teresita Baigorria ya que había dado a luz a una bebé el martes 21 a la noche.
Tremendo hallazgo
El hallazgo del cuerpito de Florencia Di Marco se produjo cerca de las 18.30 del jueves 23 de marzo de 2017 en El Saladillo, a 55 kilómetros de la capital provincial.
Flor era buscada por 250 policías desde el miércoles 22 a la mañana, luego de que su padrastro denunciara su desaparición en la Comisaría del Menor. La Policía dio con los restos tras recibir el llamado de un vecino que alertaba sobre la presencia del cuerpo de una niña. Estaba debajo de un puente, boca abajo y a unos cinco metros de profundidad.
La víctima había sido estrangulada, violada y arrojada al vacío desde una altura de dos metros, cuando ya estaba muerta. Sólo tenía puesta una campera azul deportiva que le cubría el torso.
Sus restos descansan en el cementerio La paz de Los Olivos, en San Martín.
Los hijos viven con una tía
Tras la detención de Lucas Gómez y de Carina Di Marco, la Justicia le entregó a los tres hijos de la pareja a sus familiares.
Trinidad, la hija menor de ambos, cumplió dos años el jueves pasado. La pequeña, que nació mientras su hermana mayor era asesinada, vive junto a sus dos hermanos de 11 y 5 años en Mendoza.
Los niños están al cuidado de una tía, hermana del padre, según informó la prensa puntana. Su madre no los ve desde que está en prisión.