A dos años de la explosión del edificio en Rosario, familiares de las víctimas piden justicia

Sobrevivientes y familiares de los 22 fallecidos realizaron un acto hoy a la misma hora de la tragedia. Se escuchó la sirena de bomberos.

A dos años de la explosión del edificio en Rosario, familiares de las víctimas piden justicia

Los familiares de las víctimas y sobrevivientes de la explosión ocurrida hace dos años en un edificio del centro rosarino por un escape de gas realizaron hoy un acto para exigir justicia y recordar aquella tragedia, que provocó la muerte de 22 personas.

El pedido de justicia, la prisión para los responsables y la expropiación del terreno donde hasta el 6 de agosto de 2013 se levantaban las torres del edificio de calle Salta 2141, fueron las principales reivindicaciones de las familias de las víctimas.

Hace dos años, además de 22 muertos, por la explosión hubo 60 heridos y otras 300 personas fueron afectadas por este episodio conmocionante.

A las 9.38, hora en que se desencadenó la tragedia, el silencio de los asistentes dio paso al sonido de las sirenas de los bomberos, lo que generó el llanto y los abrazos de quienes aquella fatídica mañana perdieron a un ser querido.

Dos familiares leyeron un discurso en el que pidieron justicia por el "asesinato de 22 víctimas inocentes" y se quejaron por los "aberrantes incumplimientos" y las "abominables cobardías" que causaron aquella explosión.

Solicitaron la "intervención y el cese del contrato" de la empresa Litoral Gas, a cargo del servicio en Santa Fe, una "auditoría pública" para conocer el estado de todas las instalaciones de Rosario y la "prisión efectiva" para todos los responsables de la tragedia.

"Es una herida en carne viva que no cicatriza. No es dolor, es desgarro. Me quitaron la mitad de la vida, todos los días lloro a mi hijo, no hay un instante que no lo vea alrededor mío", narró Claudia Vaio, mamá de Santiago Laguía, de 25 años, uno de los vecinos fallecidos.

Los actos conmemorativos comenzaron anoche con una "vigilia cultural", en la que familiares y sobrevivientes se instalaron en el lugar de la tragedia a la espera del acto. Además, se exhibieron unas 50 fotografías tanto de profesionales como de aficionados de los dramáticos días que comenzaron con la explosión y se extendieron durante seis jornadas de búsqueda de sobrevivientes.

En cuanto a la investigación judicial en curso, días atrás la fiscalía y la querella dieron por concluida la etapa de instrucción y realizaron la requisitoria para remitir la causa a juicio.

El expediente se remitirá a un juzgado de sentencia para dar inicio al juicio, que tendrá la característica de ser escrito, y que podría extenderse seguramente hasta fines de este año o principios del año próximo.

Son once las personas imputadas de estrago culposo, entre los que se encuentran el gasista y su ayudante; tres integrantes de la administración del edificio y cinco empleados de la empresa Litoral Gas, entre los que se encuentran dos jefes inspectores y la gerente técnica.

En tanto, hoy se conoció que el Colegio de Auditores de la Auditoría General de la Nación (AGN), decidió comunicar al Congreso de la Nación que irá a la justicia si el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) persiste en la negativa de entregar la información requerida, debido a que aún no se pudo concluir con la auditoría debido a que el ente no coopera debidamente.

El siniestro se produjo en la mañana del 6 de agosto de 2013, cuando el técnico matriculado Carlos Osvaldo García y su ayudante concurrieron al complejo de Salta 2141, contratados por la administración del consorcio, para cambiar el regulador de gas ubicado en las cocheras.

Durante los trabajos se produjo una importante pérdida de gas que se expandió dentro y fuera del edificio, lo que desencadenó una explosión y un incendio que en pocos segundos derrumbó el bloque central del complejo de departamentos y destrozó gran parte de las dos torres adyacentes, a la vez que dañó viviendas en un radio de 200 metros.

El gasista y su ayudante, Pablo Miño, alcanzaron a salir del lugar ilesos en los pocos segundos entre el inicio del escape y la explosión.

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