¡A dormir se ha dicho!

De pequeños nos fastidiaba la idea de dormir siesta. Sin embargo ahora, ya de grandes, descubrimos los beneficios de ese descanso breve.

¡A dormir se ha dicho!
¡A dormir se ha dicho!

Quizás sos de aquellos que sienten que dormir la siesta es una “pérdida de tiempo” o “propio del interior” y no de zonas más urbanizadas. Lamento decirte que ¡no! Ni “eso, ni aquello”. Dedicar unos minutos a descansar luego del almuerzo es una práctica sumamente saludable que ayuda a cobrar energías para atravesar el resto del día, sin sentirse abatido por el devenir de la jornada.

Remontémonos por un segundo a nuestra niñez. Sabíamos que luego del almuerzo, mamá o papá nos invitarían a dormir unos minutos. ¡Cuánta resistencia generaba dicha propuesta! Niños que “simulaban” dormir para luego escabullirse de entre las sábanas para “hacer de las suyas” mientras mamá o papá disfrutaban de su siesta.

También estaban aquellos que jamás dormían y tampoco dejaban dormir a los demás. Seguro existen los que recuerdan haber disfrutado esos minutos haciendo caso a sus padres y dormir plácidamente la siesta. Cual sea el caso hay algo que es irrefutable: la necesidad de “hacer la siesta”.

En todos los tiempos y en todas las culturas esta práctica de descanso ha existido siempre. Hay países (o regiones en cada país) que lo cumplen a rajatabla, mientras que otros (países o regiones), deciden no hacerlo para “no interrumpir” la jornada laboral o la actividad misma que se esté realizando.

Las apretadas agendas y el sistema reinante nos han hecho olvidar de una práctica sumamente saludable tanto para nuestro cuerpo físico como para nuestro cuerpo emocional.

Pues, si comer es un placer; ¡dormir también lo es! Acaso, ¿quién puede negar la felicidad que genera el saber que dormiremos un buen rato? Lo más importante es adelantarse a las cosas y hacerlo rutinariamente y no sólo cuando el cuerpo lo pide a gritos.

Dormir siesta, al menos 30 o 40 minutos, mejora la productividad y colabora en prolongar la vida. Tal como comenta la enfermera Sonia Blanco, “el descanso luego del almuerzo ayuda a recuperar fuerzas ya que, luego de ingerir alimentos, toda la energía del cuerpo se dirige al proceso de digestión.

Entonces, la temperatura del cuerpo baja y todas nuestras funciones se tornan más lentas”. Por esto, un momento de relajación beneficia saludablemente a la persona.

Siguiendo con el tema, la siesta es sumamente poderosa para el organismo: mejora habilidades cognitivas, colabora en los procesos de aprendizaje y reduce el estrés, entre otros aspectos positivos. ¡Ojo! Dormir la siesta no remplaza el tiempo de descanso recomendable por día para que nuestra vida sea más saludable.

Recordemos que profesionales de la salud y organizaciones responsables del cuidado de la humanidad, recomiendan cumplir con -al menos- siete horas de sueño por día. Aunque lo recomendable es dormir ocho horas al día, la siesta no sería una suma o una resta en ese cálculo. Simplemente es un descanso a media jornada para “recargar las pilas” y continuar con la rutina. Como un tipo de descanso “extra”.

Por otro lado, la psicóloga Laura Villegas comparte que ésta práctica también “colabora en la creatividad, combate la ansiedad y mejora la productividad, además de combatir el estrés”.

Lo curioso es que no sólo las personas toman el hábito de descansar al menos 30 minutos a media jornada sino que cada vez son más empresas en el mundo las que toman esta iniciativa y generan espacios para que su personal duerma unos minutos antes de continuar con su trabajo.

Esto se debe a que “encontraron que el rendimiento es mucho más positivo, los accidentes producto del cansancio bajaron notablemente y, además, mejora las relaciones laborales, ya que estar descansado también manifiesta un mejor humor”, agrega la psicóloga.

El físico también lo agradece

En cuanto a la salud corporal, la siesta colabora con la digestión, evita sobresaltos, carga las energías, relaja el cuerpo y la mente, evita enfermedades del corazón, contribuye a mejorar procesos de memoria, el desempeño físico y el psicológico (al mejorar el ánimo), ayuda a tomar decisiones, refuerza la creatividad y la percepción sensorial.

Según la Universidad de California, la siesta hace que nuestra memoria descanse y esto facilita aprender más y mejor. Durante el horario de siesta (entre las 13 y 15) el organismo disminuye notablemente su capacidad de alerta y atención, "esto se debe por la digestión. Si durante ese lapso, descansamos el cuerpo, despertaremos renovados", plantea la enfermera.

¿Cuánto tiempo es recomendable dormir siesta?

Eso es muy relativo. Estudios aconsejan dormir 60 minutos; otros, entre 20 y 30 minutos. Hasta la NASA opina, diciendo que 26 minutos bastan para aumentar el rendimiento y los niveles de alerta. Lo que vale es que, aunque no conciliés el sueño, te “tirés” a relajar la mente, descansés los ojos y te entregués a los beneficios de dormir siesta.

Debemos dejar de "luchar" contra la necesidad de dormir, pues esto nos vuelve más irritantes al sólo pensar en dormir. Una buena siesta puede ocurrir en cualquier espacio cómodo. Basta entregarse al descanso durante, al menos, 30 minutos y así reiniciar nuestra máquina madre para seguir con la jornada.

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