Volver era la premisa y si era con un triunfo contundente mucho mejor. No fue con un nocaut mediante de esos que exige el público o el ring side, pero si con una sólida victoria que Cotón Reveco logró frente al exigente Diego Pichardo Liriano a quien venció en fallo unánime. Así el malargüino dejó asentado, que está en carrera.
En algunos pasajes se le notaron los 11 meses sin combatir y que la derrota frente a Kazuto Ioka, por nocaut (la única de su carrera profesional) había dejado algunas incertidumbres en la gran figura del boxeo mendocino de los últimos diez años.
Le costó la distancia y sustentar su trabajo, más allá de la superioridad que tuvo en los diez rounds ante el dominicano afincado en Buenos Aires hace 4 años. Pero cuando Cotón se encontró en el ring con la misma comodidad que se desenvuelve en el gimnasio, marcó una clara diferencia y su mano pesó frente a la hidalguía de Pichardo Liriano por terminar la pelea en pie.
Físicamente se lo observó como siempre, impecable, dado que nadie duda de su extrema profesionalidad y responsabilidad a la hora de entrenar.
Aunque por momentos le faltó variantes a su avance, más allá de sus enormes cualidades técnicas. Igual que hay que destacar que su rival hizo un trabajo de piernas sobre el cuadrilátero que lo exigió a Reveco, quien no se desesperó por el nocaut, aunque seguramente estuvo en sus planes y finalmente no pudo concretarlo, no por falta de méritos sino también por el buen trabajo de su Pichardo Liriano.
Esta claro que la ansiedad lo dominó en algunos espacios, pero junto a su nuevo rincón supo resolver con practicidad estos aspectos. Seguro que tendrá que corregir algunos viejos errores defensivos junto al equipo, sencillamente para volverse a proyectarse.
A este Juan Carlos Reveco le sobran los motivos para volver a celebrar su vuelta y abrir y cerrar un año de absoluta transición en su carrera deportiva.
