Nada de esperar dormidas la llegada del príncipe azul... Mucho menos los labios masculinos como reparadores del mal... Y ni qué hablar de enamorar con un buen cambio de look del hada madrina a un futuro rey... Los cambios socioculturales en el tiempo, y el papel de la mujer como una persona activa y constructora de su propio destino y presente (capaz de ir en pos de lo que desea), han hecho que el cine infantil, haga un viraje más coherente en cuanto a los perfiles de sus heroínas.
Los cineastas, inspirados en sus propias hijas, esperan cambiar también algunas perspectivas de la vida real. “Todas estas heroínas de Disney, las princesas, son un producto de nuestra época”, dijo Linda Woolverton, autora de “Maléfica”. “Las princesas creadas en los años ‘40 y ‘50 eran la mejor versión de lo que una mujer debía ser en ese entonces: la niña buena. Una aceptaba abusos... Y pasaba todo eso cantando y siendo buena. Pero ya no somos así”.
Y es desde esa idea primigenia que los cambios son palpables. Al respecto la psicopedagoga Mónica Coronado explicó: “el cine es una fuente muy poderosa de modelos, de estereotipos de género. Hay que entender que las películas tienen un alto impacto emocional, y los chicos están muy expuestos a sus mensajes. La niña fuerte e independiente aparece en la última década, tomando decisiones, mostrando iniciativa y fortaleza”.
- El tipo de fábulas, heroínas e íconos infantiles más antiguos han tenido un correlato negativo en las niñas en general?
- Hay como dos movimientos encontrados: por una parte, la banalización de lo femenino con el tema de “todo rosado”, las muñecas articuladas que tienen profesión como “accesorio”, y el trato de “princesas” que reciben algunas niñas, como si fueran objetos de exhibición. Por otro lado, el cine que les presenta heroínas independientes y con iniciativa propia, con intereses y deseos. Entonces lo que vemos en el campo escolar es que las niñas se muestran más asertivas y menos dóciles, menos parecidas a un patrón modoso y delicado. Eso es positivo, pero por otro lado, experimentan los modelos de consumo, la presión por una estética determinada y eso genera mucho conflicto, pues pueden ser independientes y asertivas pero a la vez exhibicionistas, porque quieren ser miradas y deseadas.
- ¿Desde el hogar cómo se puede trabajar en este sentido?
- Hay que reducir siempre la presión sobre cuestiones estéticas. Muchos padres y madres suelen jugar a las muñecas con sus propias hijas, generándoles la necesidad de agradar, caer bien, ser valoradas. Es un doble mensaje que les genera muchas tensiones. Creo que los padres y madres de niñas deben estar atentos a sus propios estereotipos sobre lo “femenino” que proyectan sobre sus hijas. También tratar de fortalecer sus sentimientos de valía, más allá de su aspecto.
- ¿Qué personajes animados incentivan estas cualidades y gustan a la platea infantil?
- En “Shrek” Fiona, con su independencia, buen corazón y su aspecto poco agraciado por ejemplo. Eso implica decirle a las niñas que no tienen por qué esperar al príncipe, que si quieren algo, sólo tienen que salir a buscarlo. También Bubu de “Monster Inc” es una pequeñita que no le tiene miedo a los monstruos, es pura ternura pero no tiene un pelo de debilidad.
- ¿Creés que el romance dejó de ser la gran meta de estas historias?
- El romance siempre está, pero también aparece el deseo de explorar el mundo, de expresarse, de tomar la iniciativa en la búsqueda de algo. Es como decía Simone de Beauvoir “amar desde la fortaleza y no desde la debilidad”. ¿Otro ejemplo? “Los Juegos del Hambre” en que la que la chica, (Jennifer Lawrence) toma su arco y flecha y sale a pelear por lo que cree.
- ¿Algunas películas o personajes más para aconsejar?
- Hay muchas películas actuales que son súper interesantes. Pixar rompe moldes siempre y eso es muy bueno. Hay que sumar libros, todos menos los que siembran la idea de que para ser querida hay que ser bella.
