Fabián Galdi, editor Más Deportes Digital - fgaldi@losandes.com.ar
Mucho es lo que se juega Edgardo Bauza el próximo jueves en el estadio Monumental. No sólo la necesidad de conseguir un resultado positivo sino también la de imponer una presencia definitiva de cabeza de grupo, la cual hoy está atravesada por más interrogantes que certezas. Una victoria frente a Chile dejará encaminada a la Selección rumbo al gran objetivo en pugna: Rusia 2018. Dos o tres puntos perdidos abrirán la incógnita hacia el descrédito. Iniciar este año con el último tramo de las eliminatorias sudamericanas y sin que en los puestos de clasificación figure el seleccionado argentino representaría la antesala a un estado de conmoción. Y el inicio de una cascada de rumores si es que en la próxima cita – Bolivia, en La Paz – se vuelven a dejar puntos en el camino.
Hay ya instalados tres nombres y apellidos que empiezan a ganarse un lugar en la consideración general para un eventual recambio durante 2018: Diego Simeone, Jorge Sampaoli y ahora Marcelo Gallardo. El Cholo lanzó un mensaje entrelíneas cuando decidió reducirse dos años su contrato con Atlético de Madrid, que en principio era hasta 2020; su amistad con el presidente Mauricio Macri refuerza su posicionamiento. El hoy director técnico del #Sevilla mantiene empatía con Lionel Messi y éste observa el vínculo con buenos ojos. El Muñeco se sumó a la lista de candidateables cuando a fines de la semana pasada se anunció la fecha – a mediano plazo – para desvincularse de River Plate. Nada indica que uno de los tres deba sustituir al DT en lo inmediato, al menos por ahora.
El Patón está acostumbrado a enderezar la nave en medio de la tormenta y ya tuvo la cintura política necesaria para saber cómo manejar una disrupción en el plantel: ni más ni menos que la renuncia de Messi al equipo nacional, luego de su anuncio público tras el revés en la final de la Copa América Centenario. El revulsivo que produjo la decisión de Leo provocó un efecto dominó dentro de su sector de referencia, ya que Sergio Kun Agüero, Javier Mascherano, Ángel Di María, #Gonzalo Higuain y Sergio Chiquito Romero amenazaron con seguir la misma ruta que el crack. Por entonces aún seguía Gerardo Martino al frente de la albiceleste, pero con menos margen de crédito. Su figura quedó debilitada cuando los clubes – a través de la dispersión en la AFA – le negaron jugadores para conformar el equipo que iba a participar de los juegos olímpicos #Río2016. El Tata captó que su tiempo había llegado y con su dimisión le ahorró el problema a la dirigencia.
Bauza tuvo siempre en claro que había llegado por descarte a la albiceleste y que ni siquiera había estado dentro de las tres primeras opciones. Trabajaba cómodo en SaoPaulo y había llevado a su equipo hasta las semifinales de la Copa Libertadores 2016. Se hallaba rearmando al equipo hasta que le avisaron respecto de las intenciones afistas por contratarlo. Más allá de que protocolarmente apareció Armando Pérez como negociador, lo cierto es que el apoyo de Daniel Angelici, Rodolfo D'Onofrio, Matías Lammens, Víctor Blanco y Hugo Moyano fue determinante para la determinación. ¿Qué primó para que los cinco grandes generaran consenso alrededor de un mismo hombre? La capacidad que el DT tuvo para encauzar planteles en situación de crisis para llevarlos a insertarse en procesos exitosos. Uno, el de SanLorenzo tras la intempestiva salida de Juan Antonio Pizzi a fines de 2013; el otro, el desarrollado en su corta estadía en el tricolor paulista, que recuperó terreno a nivel internacional luego de tres temporadas de fracasos continuados.
Ya designado oficialmente, el director técnico mantuvo una entrevista clave con Messi, en Barcelona. En tono descontracturado, supo quitarle presión a la estrella del Barça hasta que finalmente se acordó retrotraer la situación a antes del anuncio del cinco veces Balón de Oro en Nueva Jersey. Esa victoria en el plano simbólico valió quizá más que los ocho puntos sobre dieciocho en juego en lo que va de la gestión de este cuerpo técnico en las actuales eliminatorias. El hecho de haber destrabado el bloqueo en el cual se hallaba sumergido Leo fue extremadamente significativo, tanto para la base del seleccionado como para la dirigencia. Y encima, la brillante performance del diez en el Malvinas Argentinas – 1 a 0 contra Uruguay – rubricó la gestión con las más altas calificaciones. Previo al juego en Mendoza, de todos modos, llegó la primera señal marcada por los códigos internos del plantel: el astro no iba a viajar hacia Venezuela para disputar el juego ante la Vinotinto, lo cual estaba amparado por la influencia de la dirigencia del Barcelona. Y el silenzio stampa sobre el tema también resultó llamativo…pero dejaba el preanuncio acerca de cómo influye ese virtual club de amigos dentro de la Selección. Bauza supo decodificarlo. Y ahora deberá acostumbrarse a convivir, cual si fuera un matrimonio por conveniencia.
En diciembre pasado, en la AFA se tomó conocimiento de que la misma base albiceleste había planteado no jugar en el HernandoSiles, a 3600 metros de altura, y que sí lo hicieran otros futbolistas. El secreto a voces se pudo sostener a medias. Además, el resultado contra La Roja obrará como factor de confirmación o rechazo de la decisión de quienes manejan el plantel desde dentro. Aquí es donde entra a tallar nuevamente cuál es el rol que ocupa quien conduce al cuerpo técnico. ¿Puede ser complaciente para preservarse motu proprio? ¿Le conviene quedar expuesto ante sus futbolistas como un head coach que evita la confrontación? Un caso similar se dio en San Juan, tras la goleada – 3 a 0 – en el Bicentenario ante Colombia. Allí, Messi encabezó un movimiento que se puso en contra del periodismo debido a las informaciones que involucraron a Ezequiel Lavezzi con el consumo de marihuana. Y el propio entrenador se alineó junto a sus jugadores durante el anuncio de Leo ante la prensa. No queda claro si lo hizo por convencimiento o debido a una actitud condescendiente. En aquél momento se planteó no conceder entrevistas a la prensa, pero Bauza – una persona respetable y de convicciones – las siguió dando con naturalidad.
El Patón tendrá la oportunidad de ver reforzada su credibilidad si es que Argentina derrota a los trasandinos y con el aval de una producción convincente. Se lo muestra seguro de sí mismo respecto de la clasificación y hasta hizo manifestaciones públicas sobre su sueño de verlo a Leo levantando la Copa y luego llevandosela al papa Francisco. Un blindaje emocional, quizá, con el objeto de descomprimir tensiones y ganar tiempo. Será esta doble fecha –entonces- una prueba de fuego para la continuidad de un proceso. La Selección debe recuperar el terreno perdido y asegurarse el cupo a Rusia sin tantos sobresaltos ni angustia. Y está aquí y ahora la oportunidad de corregir el rumbo. De otra manera será demasiado tarde para lágrimas.