El 25 de mayo de 1965, Muhammad Ali derrotó a Sonny Liston en el primer asalto de un combate por el título de los pesados. La pelea tuvo uno de los finales más polémicos en la historia del boxeo pero aportó también la imagen emblemática de Ali, exigiendo a gritos que se levantara su rival, quien yacía en la lona.
Después del pleito, Ali, quien tenía 23 años, dijo que era un secreto el golpe con el que había derribado a Liston. ``Fue un golpe fantasma''.
``Fue un relámpago, tan rápido como un rayo y con el estruendo de un rayo que cae del cielo'', dijo Ali.
Liston, ligeramente favorito antes de la contienda, comentó después que, al levantarse, creyó que la pelea seguía.
``No, no escuché la cuenta'', dijo Liston, a quien en realidad le contaron 12 segundos, de acuerdo con el encargado del cronómetro. ``¿No me vieron que quería reanudar la pelea? Cuando (el réferi) intervino, yo pensé que había sonado la campana.
LA NOTA ORIGINAL DE AP
¿Quién perdió la cuenta en la extraña pelea por el campeonato mundial de los pesados entre Cassius Clay y Sonny Liston?
¿Fue Jersey Joe Walcott, el atribulado ex campeón que fungió como réferi?
¿Fue el cronometrador Francis McDonough, de Portland, Maine?
¿Fue Liston, quien cayó a la lona, se levantó, volvió a caer y en un minuto exacto se convirtió en la víctima más rápida de un nocaut en la historia de las peleas de peso completo?
¿O todo esto es un argumento académico - puntualizado de manera resonante por Muhammad Ali, el adorador de Alá, quien conquistó la cima con lo que dijo es su preciado secreto - del golpe de ancla que Jack Johnson se llevó a la tumba?
La controversia de la pelea de peso completo más rápida y extraña de la historia sigue causando indignación, mientras que algunos asombrados espectadores - aquellos que vieron la pelea en vivo y los millones que observaron por televisión - gritaron ``¡vendido!'' y ``¡farsa!''
Desde los asientos de 100 dólares, aquellos que solo fueron entretenidos por un minuto a cambio de su dinero, gritaron tan fuerte que cimbraron el Centro Juvenil de St. Dom.
``Fraude, fraude'', gritaron algunos en la pequeña arena.
``Es el fin del boxeo'', refunfuñaron otros desde la zona de 100 dólares.
Fue un extraño clímax para una pelea que era poco convincente desde el comienzo, montada en este pequeño pueblo en el bosque de Maine ante un puñado de forasteros del este, más interesados en saber cómo iba la crianza de truchas en el Río Androscoggin.
La pelea comenzó de manera normal, con un Clay que se movía como mariposa y picaba como abeja. Mostró un gesto adusto, lanzó gritos a Liston. Lo acosó y se le acercó.
De repente, Clay sacó un volado de derecha que recorrió apenas unos cuantos centímetros.
Liston y sus 215 libras cayeron a la lona como si se tratara de un buey herido. Se quedó ahí un instante, e intentó ponerse de pie, solo para volver a caer.
Walcott lucía confundido. Buscaba al cronometrador sin encontrarlo. Luego se colocó ante Liston.
Cuando Liston cayó una segunda ocasión, Walcott caminó a la orilla del ring. Liston se levantó y la pelea continuó en un estado de caos. Clay sacudió al retador tres veces más antes de que Walcott se apresurara a terminar la pelea.
Entonces Johnny Addle tomó el micrófono y anunció: ``El ganador y aún campeón, Muhammad Ali. El tiempo: Un minuto''.
Hubo una enorme confusión sobre el tiempo oficial. Era importante porque un minuto significaba el nocaut más veloz en la historia de la categoría de los pesados.
Muchos dijeron que fue un minuto con 45 segundos.
``Fue un minuto'', dijo George Russo, el presidente de la Comisión de Boxeo de Maine. ``No hubo nada sospechoso en esa pelea''.
Liston se quejó de que esperaba escuchar el conteo de Walcott. Dijo que nunca lo oyó.
``Pude haberme levantado, pero no escuché el conteo'', se quejó.
El cronometrador, McDonough, señaló que Walcott veía a los espectadores y nunca lo miró a él.
Walcott respondió que intentaba llevar a Clay a una esquina neutral y esperaba que el cronometrador siguiera con la cuenta en lo que él realizaba otras funciones.
Pero no pudo encontrar al cronometrador.
Bajo las reglas del boxeo, el cronometrador debe iniciar el conteo al momento de la caída. El trabajo del réferi es llevar al boxeador a una esquina neutral y tomar el conteo del cronometrador y continuarlo en voz alta cerca del púgil derribado.