A 41 años del golpe militar: el emotivo relato de la nieta mendocina recuperada 117

Claudia Domínguez Castro conoció su verdadera identidad en 2015, luego de que su familia biológica la buscara por 38 años.

A 41 años del golpe militar: el emotivo relato de la nieta mendocina recuperada 117

El Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia será conmemorado mañana en todo el país al cumplirse el 41° aniversario del golpe de 1976, con actos oficiales y de organismos de derechos humanos que se movilizarán a las principales plazas, como corolario de una semana de proyecciones, charlas, presentaciones de libros y muestras artísticas. En Mendoza, las actividades comenzaron hoy y finalizarán el lunes.

Argentina transita el año 33 de gobiernos democráticos ininterrumpidos. Los años más oscuros del país quedaron atrás pero la incansable lucha de organismos de Derechos Humanos nunca se detiene.

Para reivindicar la Memoria tan necesaria para toda Nación, recordamos el emotivo relato de la mendocina Claudia Domínguez Castro, nieta recuperada 117 en 2015, hija de los detenidos desaparecidos Walter Hernán Domínguez y Gladys Cristina Castro.

El texto fue incluido en informe 2016 sobre la situación de los Derechos Humanos en Mendoza, eleborado por Xumek. Una reconocida organización civil que "promueve y protege los derechos humanos a través del uso estratégico de distintas herramientas".

Claudia relata cómo fue el encuentro con su familia biológica luego una búsqueda de 38 años de ambas partes. Claudia en busca de su identidad y la familia Domínguez-Castro tras ese pequeño/a que solo existía, en hasta el 6 de septiembre de 2015, en sus sueños.

Fragmento del texto de Claudia.

Así fue como aquel 6 de setiembre de 2015, llegamos al lugar acordado, a encontrar indicios de la “supuesta verdad” para mí…en un lugar neutral, ni mi casa, ni la de ellos.

¿Quién sabría si, tal vez, después de ese día, ya no tendría ganas de volver a verlos? finalmente llegamos con miguel primeros, nos dispusimos a esperar, y sólo unos minutos pasaron cuando al fin entró el vehículo del cual se bajaron.

Yo estaba adentro, los observé aproximarse unos instantes…ellas, emocionadas. caminé hacia ellas…y allí estuvo el abrazo, tan fuerte el de ellas…como si simplemente hicieran 38 años que me estuvieron buscando. lágrimas, emociones.

Dos de mis tíos allí…observándome, seguramente buscando rastros, gestos. para mí ese momento fue raro. Muchas miradas por parte de todos, un clima armónico y respetuoso. Estaba nerviosa, pero expectante…buscando algo que me corroborara ese 99,99% informado. relacionándome con ellas con espontaneidad, como suelo ser con el resto de la gente, pero sin más.

Una cosa fue llevando a la otra, informándonos mutuamente lo imprescindible. Por mi parte, cómo llegué al encuentro con el análisis, mi familia, mis actividades, dónde ocurrió mi infancia. por parte de ellos la familia…tíos, primos, sobrinos. anécdotas de mis padres, relato de mis similitudes con la de mis padres y familiares… hasta que ambas asomaron aquellas fotos. y allí, todo lo que se necesitaba para “restituirme”, “reencontrarme”, comenzó a fluir.

Las fotos que tenían no eran aquellas que había podido investigar por internet. eran otras, las íntimas…las de todos los días… las de su infancia…las de su casamiento… las de momentos en familia. Y aquellas llevaban muchos de mis gestos, perfiles, sonrisas, especialmente de mi infancia.

Parecidos a mis padres y a algunos tíos. y especialmente un parecido enorme a dos de mis hijos, especialmente con mi papá y con mi tío. ese fue el momento en el que el adn cobrara vida, vida en ellos…fue impactante el reconocimiento. el reconocimiento físico para mí, implicaba reconocerme en una gestación y nacimiento reales.

Desde el relato surgido de mi gestación por parte de dos jóvenes que decidieron estar juntos y concebirme.

Es tan profundo y vertebral este concepto que después de ese momento sentí que algo en mí se había completado. que ya podía referenciar el inicio de mi vida en este mundo. pero más allá de ese reencuentro físico-personal, sobrevino instantáneamente el reencuentro espiritual, cuando dentro de esos pocos recuerdos que tenían de ellos me mostraban lo que había quedado luego del secuestro.

Pocas de las cosas que sabían que ellos estaban guardando para mí…un par de zapatitos de varón (porque mi mamá pensaba que yo sería varón) y un plato que alguien les había regalado en el cual yo iba a comer. objetos guardados para mí, para cuando estuviéramos juntos. además, el hecho de saberse nombrada, a pesar de no tener certeza del sexo. “bruno”, tan trascendental el nombre…nombre que durante toda mi vida estuvo presente, en las cosas y seres que me rodearon. “mi nombre preferido de varón”.

Lógicamente explícito en uno de los nombres de mis hijos. y el momento de quiebre, donde comprendí que muchas cosas tienen explicación, que llevamos dentro y las evidenciamos teniendo un motivo, como este…un nombre, no cualquiera, el que iba a ser mío. instantánea e inexplicablemente, me sentí deseada, buscada, querida, amada, nombrada, sostenida, a pesar del probable sufrimiento por el que hubiese podido pasar mi mamá…sostenida literalmente hasta su muerte. Mi primer contacto con las emociones, allí sobrevino el llanto….sentirme hija, sentir que los tenía y al mismo momento…ya no.

No estaban más conmigo. la sensación instantánea de amar lo recuperado…mis padres…al mismo tiempo su historia, sus personalidades contadas, sus ideales, su lucha, su fortaleza imaginada, su sufrimiento…y a partir de allí…la angustia instantánea de no tenerlos, por desear, con tanto dolor, traerlos de alguna manera para sentirlos, vivirlos, tenerlos….en el mismo instante que los recuperé también los perdí. comprendí que las cosas significan algo, provienen de algún lugar. Tienen un sentido. No fue casualidad nombrar “brunos” por doquier, no fue casualidad el gusto por la pintura por las actividades manuales…el carácter, todo se iba significando de a poco.

(…)

RESCATO LA VIDA…estoy viva porque fui fruto del regalo de mis padres, y luego del sacrificio de mi madre, con quienes debería estar compartiendo, no escribiendo, en estos casi 39 años.

pero este regalo sirve para resignificar mi vida, su lucha, sus deseos e ilusiones, la lucha de mis abuelas y mi familia, por ellos, por nosotros. y resignificarla por ahora es vivirla junto a ellos como sea y se pueda, pero juntos. como debería haber sido desde siempre.

muchas cosas en común…lo que queda para seguir. y el seguir es lo que más me moviliza. no sé cómo, ni tampoco podría tomar la bandera de mis padres, demasiado grande para mí.

pero mi principal motor hoy es poder acompañar y ayudar desde mi experiencia, desde mi historia, desde la de mis padres. ayudar a mantener viva la memoria de lo que sucedió, a existirlos con el relato, a colaborar para existir a los que faltan, a los que desaparecieron.

a los hermanos que caminan sin saber que pueden tener una historia igual a la mía, y a decirles que más allá de las consecuencias, de las transformaciones y de los cambios, la reparación y sensacion de renacer es maravillosa.

uno se completa, se significa, se identifica. cuando una puerta se cierra, otras se abren. tengo la certeza de que este relato mañana se verá ampliamente modificado. lo que se siente hoy, se transforma mañana. cuesta mucho verbalizar lo que se lleva adentro.

muchas veces pienso que todo esto es bastante surrealista, que lo vivido durante 38 años no nos correspondía. pero positivamente, estoy construyendo y sumando las alegrías que quedaron en el camino, completar esta historia y brindarla para atenuar el dolor y el sufrimiento, para construirnos y regalarnos vida en cada encuentro con mis abuelas, con mi familia. Con lo que probablemente hubiesen soñado y disfrutado mis padres. un mundo más justo, más compartido.

El informe completo. 

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