Por Gastón Bustelo - gbustelo@losandes.com.ar
La dinámica electoral nacional y provincial nos hizo olvidar un hecho no menor de la historia económica argentina, el Rodrigazo. Es importante recordar que antes de que llegara Celestino Rodrigo al Ministerio de Economía en 1975 -durante la presidencia de Isabel Perón- cuando todavía era presidente Juan Domingo Perón y su ministro era José Ber Gelbard, el 8 de junio de 1973, se concretó el Pacto Social que buscaba bajar la inflación -la que en 1972 había sido del 60%- a través del congelamiento de precios, incrementar la participación de los trabajadores en el ingreso nacional subiendo los salarios todos los meses y suspendiendo negociaciones paritarias durante dos años.
Se quería así aumentar la producción y el consumo interno. Se dispuso también controlar el tipo de cambio para evitar una devaluación y aumentar las exportaciones para tener balanza comercial favorable. El contexto internacional era bueno para el país y las exportaciones en 1973 aumentaron 86%, básicamente por los buenos precios de los cereales y de la carne.
Las reservas del Central llegaron a U$S 1.400 millones durante ese año, debido a que en 1972 habían tocado un piso de U$S 529 millones. También se logró controlar la inflación, la que llegó al 17% en el primer año de firmado el Pacto Social.
Pero las medidas implicaron aumento del gasto público, la suba de salarios acordada también beneficiaba a los agentes estatales, el Estado ocupaba gente para bajar la tasa de desempleo y subsidiaba a sectores empresarios, indica Mario Rapoport en su libro Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000).
También señala que "se reforzó la presión tributaria y se instrumentaron nuevos impuestos como el IVA, el financiamiento de los nuevos gastos resultaba insuficiente, lo que produjo un ascendente déficit fiscal cubierto con emisión monetaria".
Pero uno de los mayores problemas de la política económica de Gelbard, según Rapoport, es que el plan no pensaba el largo plazo, no se sentaban las bases de un modelo de crecimiento sustentable así como la falta de inversión pública y privada.
En lo político, uno de los problemas fueron las demandas de aumentos salariales de los sindicatos a las que Perón cedió, socavando así las bases del Pacto Social. Sumado a esto comenzaba el desabastecimiento de distintos productos, la suba del costo de producción generó un mercado paralelo en el que el control de precios no ejercía influencia mientras las demandas sindicales se radicalizaban.
Muerto Perón y con su esposa Isabel al frente del Poder Ejecutivo, el 2 de junio de 1975 se designó a Celestino Rodrigo al frente del Ministerio de Economía. Era el tercer ministro que ocupaba esa cartera durante el gobierno de la esposa de Perón.
El 4 de junio se conocieron las medidas de su plan: aplicó una devaluación del 160% para el tipo de cambio comercial y del 100% para el financiero. Trató de cubrir el déficit fiscal con un reajuste tarifario que alcanzó el 181% en el caso de la nafta, de hasta el 70% para el gas y la luz, y del 70% para pasajes en trenes y aviones.
Las medidas impactaron fuerte. En Mendoza varios comercios cerraron sus puertas debido a que si vendían sus productos al precio que tenían, cuando fueran a reponerlos iban a tener que pagar la diferencia y, obviamente, días antes las colas en las estaciones de servicio para cargar nafta era interminables, intentando así un ahorro mínimo frente al golpe letal que se venía contra la gente que vivía de su empleo o de sus pequeños negocios.
Una vez más, como tantas veces en la historia económica argentina, el plan buscaba atacar la inflación sin modificar la estructura productiva y licuó deuda de varias empresas. El déficit fiscal llegó en 1975 al 15% y la inflación, al 180%.
Néstor Restivo y Raúl Dellatorre en su libro El Rodrigazo, 30 años después. Un ajuste que cambió al país, indican que la economía argentina quedó transformada de raíz por el plan del ministro.
"Argentina ya no volvería a ser lo que era..., nos referimos a la cohesión social y a la forma de resolución entre intereses de distintos sectores. El trabajo y la producción perdieron su naturalidad como elementos de la vida cotidiana y como forma de vida integradora".
Para resumir el efecto del Rodrigazo basta recordar el resultado del trabajo de Nicolás Villanova del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales publicado por diario Los Andes a principio de año, quien afirma en un estudio sobre los sueldos en Argentina, que desde 1974 a 2014, la caída del salario real llega al 40%. Nadie ha podido detenerla todavía.