La primera vez que un Papa llegó a Chile fue en 1987, oportunidad en que también pasó por Mendoza. Se trató de Juan Pablo II. Recordemos que existía el compromiso del Sumo Pontífice de visitar Argentina y Chile debido a que habían aceptado que interviniera para solucionar el conflicto por el Canal de Beagle pacíficamente. Poco faltó en 1978 para que Chile y Argentina entraran en guerra por dicho Canal.
Juan Pablo II llegó a Chile el 1 de abril de 1987 y estuvo seis días en Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Santiago, Concepción, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.
Tras bajarse del avión, arrodillarse y besar tierra chilena, su primera actividad consistió en una reunión con sacerdotes y diáconos en la catedral de Santiago, para luego encontrarse con pastores de las distintas iglesias cristianas y el Gran Rabino de Chile.
Visitó en privado la Vicaría de la Solidaridad, donde se reunió con los funcionarios y las víctimas de la represión política en el país. Y desde la catedral se dirigió a la capilla del cerro San Cristóbal, lugar desde donde bendijo a Santiago.
Al día siguiente, el Papa se reunió con el presidente Augusto Pinochet en el Palacio de La Moneda. Después se dirigió a la popular población La Bandera, en San Ramón, donde escuchó los testimonios del obrero Mario Mejías, torturado recientemente por la policía, y el de una mujer que denunció abiertamente los vejámenes que recibían los pobladores de parte de los organismos de seguridad del Estado. Allí, Juan Pablo II compartió una taza de té y un pan casero, la comida habitual de los sectores populares en Chile.
En la noche, se encontró con los jóvenes en el Estadio Nacional, "lugar de competiciones, pero también de dolor y sufrimiento", dijo en referencia a que fue un centro de detención después del golpe de Estado de 1973. Sobre el césped del Estadio el Papa trazó la señal de la cruz, "para que desde aquí brote la paz y la reconciliación".
El 3 de abril, el Pontífice beatificó a Santa Teresa de los Andes, celebró una ceremonia en el Templo Votivo de Maipú y oró ante la tumba del Padre Hurtado en el Hogar de Cristo, lugar donde abrazó a Carmen Gloria Quintana, una joven que había sido cruelmente quemada por una patrulla militar durante una jornada de protesta contra el régimen de Pinochet.
En la tarde, el Papa celebró una misa en la elipse del Parque O'Higgins, haciendo un llamado a los chilenos a restablecer la democracia y concretar una pronta reconciliación nacional. Sin embargo, en la elipse se originaron graves disturbios cuando un grupo de manifestantes contrarios al régimen militar que se encontraban entre el público se enfrentó con la policía. Debido a la violenta refriega la ceremonia debió ser suspendida durante varios minutos, mientras las cadenas de televisión chilenas que emitían el evento interrumpían sus transmisiones.
Pese a que la organización del acto quiso retirar a Juan Pablo II del lugar por razones de seguridad, el Pontífice decidió quedarse mostrando en todo momento una gran serenidad. De ese modo se pudo continuar con la ceremonia.
Entre el 4 y el 6 de abril visitó los otros sitios. Fuente: guioteca.com
A 31 años de Juan Pablo II en tierras chilenas
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