n 11 de mayo, pero de 2003, se produjo un histórico triunfo de Patricio Di Palma en el autódromo de Buenos Aires, que tuvo un final apasionante entre el de Arrecifes y Henry Martin. Además, fue recordado por ser el primero del Torino de Luis, que falleció antes de verlo terminado en pista.
El "Loco" encontró el Torino en el taller de Arrecifes y empezó a darle forma al proyecto. Quiso darle forma, pieza por pieza, y realizó algunos inventos en el habitáculo y en el chasis, algo que lo diferenciaba de los demás. Sin embargo, no pudo terminarlo, ya que murió tras la caída de su helicóptero en Carlos Tejedor.
El encargado de seguir con el armado fue su hijo Patricio, que en ese momento competía en Turismo Carretera. El 29 de octubre del 2000 finalmente corrió por primera vez, pero la ansiada victoria llegó en Oscar y Juan Gálvez.
En una carrera apretada, todo se definió en la curva de Ascari. En una intensa lucha con Henry Martin, ambos no llegaron a frenar y terminaron en el pasto. Pero Di Palma volvió a pista y se llevó el triunfo en Buenos Aires.
Habían pasado 28 años del último triunfo de Torino en el Turismo carretera. Justamente Rubén Luis era el último en ganar en las 500 Millas Mercedinas de 1975. El Loco Luis, que alcanzó 14 victorias con la marca, además de integrar la mítica Misión Argentina en Nürburgring.
Patricio sumó otras tres victorias luego. Marcos ganó una vez y Josito, el nieto del Loco, ya lleva 6 triunfos.
Ese día no ganó un auto más. Ese Torino tenía alma. Tenía vida. Fue impulsado por un alma que está más allá de las frías y metálicas piezas automovilísticas. Lo aceleró Patricio. Lo manejó el Loco Luis. Más allá del automovilismo, esta historia apunta al corazón. Y también al alma.