Como un imán, el vino -y todas las actividades que lo circundan- atrae casi de forma natural a los turistas que llegan a Mendoza, sean de donde fueren. Prácticamente no hay visitante que se vaya sin antes probar un vino.
Según destacó la presidenta del Ente de Turismo, Gabriela Testa, 80% de los turistas visitan al menos una bodega mientras dura su estadía en nuestra provincia.
“El turismo del vino es el principal atractivo para los turistas extranjeros que vienen de Brasil, Estados Unidos y Canadá. El europeo, en tanto, también se siente atraído pero, en lo que se refiere a atractivo principal, lo comparte con la montaña”, resumió la funcionaria.
Por su parte, Gabriel Fidel -quien abrirá hoy la Segunda Conferencia Mundial de Turismo Enológico que empieza en Mendoza- destacó que cada año 1.500.000 extranjeros que pisan suelo argentino vienen por el turismo del vino. De ellos, 70% -poco más de 1.000.000- lo hacen en Mendoza. “Está el turista que viene solamente atraído por el vino, y también el que viene -por ejemplo- a un congreso de medicina, a esquiar o a ver a un familiar y, de paso, va a ver bodegas. Hay muchas motivaciones: ha crecido muchísimo y puede crecer mucho más aún”, destacó Fidel.
El ingreso de Mendoza a la red de Grandes Capitales del Vino (en 2005) y la puesta en marcha de los aceitados circuitos de los Caminos del Vino (en 2000) han sido fundamentales para potenciar esta actividad.
Bodegas abiertas
Según indicó Testa, lo que más llama la atención a nivel internacional de la oferta del turismo del vino en Mendoza es que está muy vinculada con el arte (música, danza, obras de arte o fotografías en las bodegas, entre otras cosas). “La ventaja del turismo del vino es que, además de ser una experiencia por sí sola, se combina con otras. Por eso los municipios están haciendo cada vez más actividades en este rubro, igual que los hoteles 5 estrellas con sus degustaciones y todos los eventos culturales del calendario oficial” (además de la Fiesta de la Vendimia, los ciclos de Música Clásica, Tango, Golf y Rally por los caminos del vino), destacó la funcionaria.
Además, indicó que la provincia tiene muchas atracciones naturales, aunque el vino es el producto turístico emblemático y el que más fuerza tiene.
En la misma sintonía, Fidel sostuvo que durante los últimos años se vio un crecimiento vertiginoso del enoturismo en Mendoza, en especial a partir del crecimiento de la marca Vino Argentino y su proyección al mundo. “Los números indican un gran crecimiento y está claro que el turismo del vino se convirtió en el principal atractor de turistas a la provincia. No es el único motivo pero es el principal”, resumió.
Entre las decisiones que aportaron a esta realidad, Fidel destacó que el desafío fue lograr que abrieran más bodegas al público y que se ampliara el abanico de posibilidades ofrecidas: “Hubo una transformación de los hospedajes, no sólo en categorías sino que se buscaron alternativas para todos. Por ejemplo, hace 15 años en el Valle de Uco casi no había lugar para alojarse y el turista iba por el día. Hoy hay muchísimas camas hoteleras, al igual que en distintas regiones de la provincia. El turismo del vino se convirtió en la principal razón para venir a Mendoza”.
Incluso, Fidel recordó cómo en sus años al frente del área de Turismo -1999-2003- eran muy pocas las bodegas que abrían al público y a los turistas, e incluso lo consideraban hasta una molestia. “Eso cambió totalmente. El turista está integrado a la bodega y cada una tiene su área de Turismo. Eso también ha hecho que crezca la cantidad de visitantes que llegan, porque el turismo del vino ha crecido en todo el mundo”, dijo.
Mostrar identidad
Tanto Testa como Fidel coincidieron en que el concepto de “Caminos del vino” fue crucial para desarrollar el concepto de enoturismo en la provincia. “En 1998 empezó como el recorrido ‘Bodegas y diques’, que incluía una visita al dique Cipolletti y una degustación en Luján. Luego, en 2000, surgió la posibilidad de combinar el turismo del vino visitando bodegas, y las agencias de viaje también comenzaron a armar estos paquetes”, recordó Testa, quien celebró que la Organización Mundial del Turismo (OMT) hubiera elegido a Mendoza como la segunda sede de la Conferencia Mundial sobre Turismo Enológico (el año pasado se hizo la primera en Georgia).
Además, la presidenta del Ente de Turismo enumeró los que -considera- han sido los momentos de inflexión más importantes que ha tenido la relación vino-turismo en Mendoza. Para Testa, todo comenzó en 1936 con la primera Fiesta de la Vendimia, y luego tuvo un fuerte respaldo en 2000, con el inicio de los Caminos del Vino.
“En 2005 empezó a desarrollarse toda la actividad del enoturismo con la entrada a las Grandes Capitales del Vino y desde entonces se ha ido potenciando. Hoy la OMT toma a Mendoza como ejemplo de desarrollo del vino, y queda demostrado que la articulación entre lo público y lo privado va motorizando otras actividades. El lema de ‘Mendoza, Tierra del Sol y del Buen Vino’ hoy sigue vigente”, sintetizó.
“Los desafíos fueron cambiando. Al principio era que abrieran las bodegas al público, después que mejoraran los servicios y diversificaran los productos; hoy es que sean innovadores. El enoturismo no es sólo bodegas; es también mostrar la identidad del lugar”, concluyó Fidel.