Si George A. Romero reviviera hoy, si desenterrara su mano desde las profundidades y pegáramos un grito de horror, qué linda sorpresa nos daría. Falleció el año pasado, el 16 de julio, a los 77 años de edad, y aunque ya no está entre nosotros sus criaturas viven más que nunca.
Porque se están cumpliendo los 50 años del estreno de "La noche de los muertos vivientes" ("Night of the living dead"), su película más famosa. Su película fundacional. Su película gloria. Una película que, vista a la luz de la historia, hay que recordarla con admiración, con largas páginas y grandes homenajes.
Y cuánto: sus zombies no solo conmovieron a una generación, sino que (básicamente) crearon un género que antes no existía y que, al día de hoy, le da millones de dólares a la industria audiovisual del mundo.
Un negocio millonario: tan lejos de las pretensiones iniciales de ese grupo de amigos que, en aquellos Estados Unidos de flores, hippies y tensiones bélicas, quiso animarse a filmar por fuera de Hollywood. Fue en Pittsburgh, donde Romero y otros más crearon una productora para rodar una película de acuerdo a sus propios medios. Eran los primeros destellos del cine independiente estadounidense (con John Cassavetes a la cabeza).
“La noche de los muertos vivientes” se filmó como se pudo: con solidaridad de amigos, con cámara al hombro y una producción artesanal. Esa factura fue, de hecho, una de las razones del éxito descomunal en el estreno, que se produjo en un pequeño cine local en 1968.
¿Cómo resistirse a esos seres en blanco y negro, a esa sangre artificial, a esos efectos que, lejos del terror de la súper producción, resultaban doblemente impactantes por su apariencia de documental?
Esa noche, la noche de los muertos vivos, fue un antes y un después en la historia del género de terror.
Porque así surgió desde la tierra un subgénero, con sus convenciones técnicas, sus giros narrativos (el contagio, el espacio cerrado, el relato enfocado en un grupo de jóvenes) y sus epígonos: miles de inspiraciones en cineastas, que tributaron, parodiaron, reescribieron y potenciaron las historias de zombies, en todas las geografías y clases, de la B a la Z.
Sin embargo, ese grupo de amigos no pudo gozar de los beneficios económicos de la marca que habían creado: por error de asesoramiento o descuido, no incluyeron el Copyright cuando distribuyeron la película con su título definitivo (el primero era "Night of the Flesh Eaters", algo así como "La noche de los hambrientos de carne humana").
Este detallito convirtió al filme en algo de dominio público, lo que aumentó sin dudas su popularidad, pero envolvió a los creadores en eternos dolores de cabeza legales.
Pese a eso, Romero fue consciente del furor que había creado y, a lo largo de su extensa carrera, continuó explotando la historia, creando una saga con cuatro secuelas y un "retorno" al momento inicial de la historia, pero enfocada desde otra óptica ("Diary of the Dead", ver recuadro).
Lo que siguió
En perspectiva, no queda más que destacar la importancia de ese experimento de Romero. Y agradecerle por haber puesto (desde los márgenes del mainstream, además) la primera piedra de un gran universo, al que entrarían -con sus particularidades- en años sucesivos algunos maestros del terror (norte)americano como John Carpenter o Wes Craven. Innumerables cineastas cayeron en la tentación de la carne y la sangre.
Como las del italiano Lucio Fulci, hoy todas ellas de culto: "Zombi 2", "Las puertas del infierno" y "El más allá", entre otras.
Más recientemente, se han filmado variaciones del tema tan diversos como "Tierra de zombies" ("Zombieland"), "Guerra Mundial Z" o "Muertos de risa" ("Zombies Party").
Algunas de estas pueden verse en Netflix, incluida la remake de "La noche de los muertos vivientes" que dirigió Tom Savini en 1990 (hubo otras remakes en 2006 y 2015).
La industria de las series también encontró un gran provecho económico en las "zombie ficciones", y "The Walking Dead" (luego su precuela, "Fear the Walking Dead") le han dado un nuevo amanecer al género, que también sigue vigente en el otro lado del mundo: como la genial película "Invasión zombie", que redescubre las potencialidades narrativas del espacio ficcional cerrado (un tren) para dejarnos sin aliento (también puede verse en Netflix).
Con los años, los zombies llegaron a los personajes de acción, a las historietas, a los videojuegos, a la literatura, las artes plásticas y, como todo lo indica, seguirán caminando hacia nuevos horizontes. Porque seguirán por ahí vivos cuando nosotros no estemos más.
Saga fundacional
La noche de los muertos vivientes (1968)
Dawn of the Dead (1978)
Day of the Dead (1985)
Land of the Dead (2005)
Diary of the Dead (2007)
Survival of the Dead (2009)
