A veces todo lo que uno necesita es una simple excusa. Y la Navidad puede ser una de ella. De todo ese mar enorme que conforman las grandes obras literarias y las piezas maestras de la discografía, a veces hay que dejarse llevar por el antojo de un simple criterio para elegir un libro o un disco.
La Navidad que se avecina puede bien ser ese criterio, y es uno ciertamente rico en ofertas. Porque los autores de todo el mundo y los músicos de todos los tiempos y géneros han hecho de la fiesta religiosa (pero más que religiosa) el motivo de sus creaciones. Aquí, 10 obras (cinco para leer, cinco para escuchar), de todo ese frondoso legado.
Letras:
Smoke y otros guiones, de Paul Auster
El centro de este libro es el magnífico guion que Paul Auster escribió para una no menos magnífica película: Smoke (Cigarros). Pero ese centro tiene, a su vez, otro centro: y es el cuento a partir del cual el autor de Leviatán elaboró su libreto cinematográfico. En ese relato, titulado El cuento de Navidad de Auggie Wren, se condensan algunas de las señas de estilo de Auster: la incidencia del azar, la compasión por el género humano, el trazado de personajes perfectos en su imperfección. Para quien no ha visto el film, que corre a verlo: eso sí que es un regalo para estas fiestas (Planeta).
Poemas de Navidad, de Joseph Brodsky
A Joseph Brodsky le tocaron en suerte muchas cosas, pero una crucial para su oficio: como Beckett o Nabokov, Brodsky no sólo tuvo cambió de país, sino también de lengua. Grave desafío para un trabajador de la palabra, que este poeta, nacido en Leningrado y exiliado en los 70 en EE. UU. sorteó a golpe de versos que influyeron a su contemporáneos y le depararon un Nobel. Desde su exilio, cada noche de Navidad escribió un poema y este libro los reúne. Aquí, una muestra: “No te ciegues, ¡mira! Tú también eres huérfano, / Desarraigado, canalla, estás fuera de la ley; / no busques, porque nada tienes”. (Visor).
Tres cuentos de Truman Capote
Todo aquel que se haya cruzado con un mero párrafo de Truman Capote sabe de su estilo concentrado y perfecto. Cualquiera de sus textos goza de estas virtudes, así que no ha de extrañar que este volumen permita apreciar eso que lo ha convertido en una de las plumas más virtuosas del siglo XX. En estos tres textos de temática patente (Un recuerdo navideño, Una Navidad y El invitado del día de Acción de Gracias), aparece el Capote nostálgico, que nos habla como si estuviera sentado frente a nosotros, compartiendo una taza de café. Pero, claro está, con un talento de esos que nos dejan boquiabierto (Anagrama).
Nadie te creería, de Luis María Pescetti
Luis María Pescetti es uno de los autores argentinos de mayor éxito en el rubro de la literatura juvenil. Sus novelas de la serie Natacha más sus poemas y hasta sus performances en vivo le han dado merecida fama. Este volumen será disfrutable para niños y para los padres que compren el libro, porque aparecen juegos de palabras y párrafos de desparpajo y ternura como este, del cuento Carta a Papá Noel: “Queridos Esther, Papá Noel, el Reno o la rueda del trineo, o quien quiera que sea que lea esta carta y me la conteste: ¡Ni me acuerdo si eran diferentes las dos cartas! Traigan todo y listo, qué sé yo” (Loqueleo).
Cuentos de Navidad, de Charles Dickens
Si hay un clásico universal en cuanto a literatura navideña se refiere, este es, sin dudas, la obra de Charles Dickens. El autor inglés, representante insigna de la era victoriana, publicó varios textos inspirados en estas celebraciones, que esta edición especial reúne en un volumen ciertamente precioso, elevado por la belleza de las ilustraciones del español Javier Olivares (un referente actual del cómic y la novela gráfica). Así, la prosa de Dickens y su preocupación por recorrer con fineza las particularidades sociales de sus personajes parecen calar más hondo con este volumen muy recomendable (RHM).
Sonidos
Oratorio de Navidad BWV 248, de J.S. Bach (Herreweghe)
Para algunos, en la música no hay ateos, a juzgar por “dioses” como Mozart, Beethoven o, especialmente, Johann Sebastian Bach. El compositor, que renovó e hizo madurar la composición musical, dejando un legado riquísimo y aún digno de ser explorado, hallaba en las composiciones religiosas una particular hondura. De esta obra sacra, compuesta cerca del año 1735 a partir de otros materiales, hay muchas versiones para elegir. Destaca, a juicio de quien esto escribe, la del director historicista Philippe Herreweghe, con un dotado elenco de cantantes y el coro y orquesta del Collegium Vocale Gent (Virgin).
El cascanueces, de Piotr Ilich Tchaikovsky (Ozawa)
A pesar de que el ruso Piotr Tchaikovsky compuso admirables sinfonías, poemas sinfónicos, populares conciertos y una elogiada ópera, sus tres ballets forman parte de su obra más popular. Sin embargo, por encima de El lago de los cisnes y La bella durmientes, el ballet El cascanueces es especialmente famoso. Como su argumento se desarrolla en Navidad, es el elegido por numerosas compañías de danza del mundo para ser representado en estas fechas. En lo estrictamente musical, hay versiones por cientos. Pero la del director Seiji Ozawa con la Sinfónica de Boston destaca especialmente (DG).
Misa criolla, de Ariel Ramírez (Amadio)
La Misa criolla y Navidad nuestra son en la Argentina dos piezas usualmente interpretadas en Navidad. El compositor utiliza aquí ritmos y sonoridades del folclore argentino para adaptarlos a cánones como las misas de réquiem o las cantatas celebratorias. Pero este disco es especial: la versión original es orquestada por Polo Martín, e interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo (dirigida por Ligia Amadio), el Coro de Cámara de Mendoza y el Coro Universitario de Mendoza (considerado el mejor del mundo). Por eso, su escucha es indispensable (Telefónica).
Ella Fitzgerald's Christmas, de Ella Fitzgerald
En los años 60 abundaron, especialmente en los Estados Unidos, y animados por los éxitos de venta que tenían, los discos grabados por diversos artistas de canciones navideñas. La tradición se ha extendido hasta la actualidad, aunque seguramente con menos repercusión que la de aquellos años. Elegiremos dos discos de esa ola en esta selección. El primero, de la inmortal Ella Fitzgerald (su segundo álbum navideño), quien consigue convertir en verdaderas delicias jazzeras algunos clásicos como Away in a Manger o Silent Nights en verdaderas delicias acunadas por esa voz única, la de “ella” (Capitol).
Christmas Album, de The Beach Boys
El grupo de los hermanos Wilson había estremecido las radios californianas con sus éxitos surfísticos y voces que parecían estar hechas de la misma espuma de las olas. Corría el año 1964 y, por supuesto, la discográfica de los Beach Boys le pidió que grabara un álbum navideño. Los Wilson no quisieron hacer uno más, y por ello concibieron un disco con algunos cánticos tradicionales acompañados por cinco canciones propias. El resultado convirtió al disco en un éxito que duró al menos una década. Algo hay de lo que se venía: el grupo iba a dar un volantazo y a grabar, luego, sus discos más innovadores (Capitol).