400.000 mendocinos que residimos en el 99,99% del territorio provincial no podemos ejercer la democracia local. No estamos habilitados para elegir las autoridades comunales de aproximadamente 190 de las 200 localidades-distritos de la provincia.
Sólo los habitantes de 13 localidades (Gran Mendoza y 12 cabeceras departamentales, que comprenden unos 300 km2) tienen el privilegio de votar por sus intendentes y Concejos Deliberantes. El régimen municipal mendocino, quizás el más retrógrado del país, lo impide.
Gran parte de la población mendocina percibe que su dirigencia política mantiene deudas históricas, que al acumularse han determinado déficits estructurales que afectan sobre todo al interior provincial.
Mendoza sin sinergia y sin proyecto. Coincidimos con algunos observadores que Mendoza ha perdido (desde hace unos 15 años) la visión estratégica, iniciativa, esfuerzo colectivo y creatividad social que tuvo en gran parte de su historia. Crecieron contados grupos económicos.
Ha disminuido su dotación de capital social, concepto intangible y múltiple que abarca los atributos de las sociedades que determinan en gran medida su desarrollo. Mendoza no cumple con el requisito básico del desarrollo regional: consensuar un “proyecto provincial de desarrollo”, como lo denomina Sergio Boisier. Este es el marco necesario de las “políticas de Estado”, tan mencionadas y no concretadas.
En realidad, existe un proyecto, pero no se lo recuerda: es el Plan Estratégico de Desarrollo, elaborado por 100 instituciones entre 2009 y 2010 en cumplimiento de la Ley de Uso del Suelo, aprobada por unanimidad en la Legislatura. Nuestra impresión es que la dirigencia política no se involucró, entretenida en cuestiones coyunturales (urgentes) y algo de egoísmo.
Recordemos, de paso, que las autoridades del Departamento Gral. de Irrigación de ese momento decidieron no participar del proceso de elaboración del Plan. Hace un año, el actual gobierno presentó el Plan de Ordenamiento Territorial Provincial también exigido por la Ley. No se trató, por ser 2015 año electoral. Síntesis: a seis años de sanción de la ley, no hay Plan.
Mientras tanto, los especuladores siguen haciendo de las suyas; se solazan porque calculan que un tiempo similar les queda para que los 18 municipios elaboren y se aprueben sus planes de ordenamiento respectivos. La llegada de un nuevo gobierno es una buena oportunidad para encarar transformaciones fundamentales, pero basadas en la vinculación de tres aspectos que consideramos inseparables:
Desarrollo local, renacer de las 200 localidades y democracia territorial. El desarrollo local no es, como se cree, “crecimiento económico”, “poblacional”, “urbanizar”, instalación de “hipermercados y casinos”; es un cambio de paradigma que se vincula con factores en general intangibles, como son, en cada territorio (localidad, distrito, departamento) aumento del capital social, la capacidad de asociatividad, de perseguir objetivos e iniciativas comunes, arraigo al territorio, solidaridad.
Es la movilización sinérgica de las energías comunitarias. El desarrollo genuino es el emergente de procesos sistémicos, acierta Boisier. Pese a lo que se declama, los resultados en materia de desarrollo endógeno en numerosos municipios del país, y de Mendoza en particular, son magros, como lo señala la especialista Bárbara Altschuler.
Ni en la Ley ni en el Plan Estratégico mencionados quedó suficientemente resaltado el concepto de desarrollo local o endógeno, quizás por su complejidad. Todavía no ha sido comprendido por gran parte de la dirigencia empresarial y política, acostumbrada a operar con otros códigos. El 23-10-11, Gabriel Bustos Herrera narraba con gran entusiasmo -en su columna en este diario- su visita al sur de Francia, caracterizada por el protagonismo de las cooperativas en la actividad productiva.
Destacaba las políticas francesas que impiden la fragmentación de las parcelas (incluidas las hereditarias), otras que promueven la fragmentación de los grandes en predios de 12 a 50 ha (cooperativizadas) y las de estímulo a la radicación de población joven en zonas rurales.
Renacer de 200 localidades. Esta política de desarrollo local permitirá dinamizar integralmente a las 200 localidades que conforman el sistema provincial, antigua red de centros urbanos y rurales. Más de mil edificios escolares, doscientos de salud y centenares con otras finalidades sirven a 750.000 mendocinos del interior.
En cada localidad debería asignarse un capacitador en desarrollo local que articule las iniciativas de los actores sociales, facilitando las vinculaciones entre lo público y lo privado.
Propuesta de democratización territorial. Una de las razones de la falta de energía y protagonismo en las localidades es que casi la totalidad de ellas (unas 190) no tienen ninguna autoridad, ni siquiera un ámbito de intercambio de ideas. Todo el poder político provincial se concentra en el Gran Mendoza y en 12 ciudades y villas cabeceras de departamento.
Para agravar la situación, los departamentos de Santa Rosa, La Paz, Tupungato y Malargüe suelen carecer de legisladores, algo absurdo que no ha sido revertido a lo largo de un siglo. Ni siquiera está previsto en el vetusto régimen vigente que las localidades-distritos estén representadas obligatoriamente en los actuales Concejos Deliberantes.
Existen parajes en el departamento de San Rafael que distan a más de 200 km de su autoridad municipal. Pobladores de Malargüe que necesitan 8 horas para llegar en vehículo a la cabecera. Las distancias son largas también en San Carlos, La Paz, Lavalle y General Alvear. Nuestro antiguo régimen municipal prevé sólo 18 municipios cuyas jurisdicciones abarcan la totalidad de cada departamento.
En Córdoba y Santa Fe, que cuentan con más de 400 municipios o comunas cada una, cualquier vecino tiene la posibilidad de concurrir a pie o en bicicleta a entrevistar a su intendente electo por los lugareños. Cada 20 km existe un municipio o comuna. En nuestra provincia, el promedio es 100 km.
La gravedad de la carencia de autoridades locales en nuestra provincia es de tal magnitud que justifica salir del statu quo en la materia aunque sea a través de la módica efectivización del art. 106 de la Ley Orgánica de Municipalidades, que obliga a éstas a crear Comisiones Vecinales en localidades de más de 3.000 habitantes, a solicitud de los vecinos.
Profundizando nuestro aporte del 16 de junio pasado en este diario, y considerando la experiencia internacional y las particularidades provinciales, proponemos la siguiente (mínima) “propuesta de democratización del territorio”, que no altera los límites municipales-departamentales.
En las localidades-distritos que a continuación se detallan se crearán las comisiones de vecinos previstas en el Art. 106 de la Ley Orgánica de Municipalidades: Palmira, Rodeo del Medio, La Consulta, Fray Luis Beltrán, San Roque, Costa de Araujo, Barriales, La Colonia (Junín), Villa Atuel, Salto de las Rosas (Cañada Seca), Monte Comán, Real del Padre, Rama Caída, Bowen, Vista Flores, Corralitos-Puente de Hierro, Colonia Segovia, Ugarteche, Agrelo, Uspallata, Las Catitas, Tres Porteñas, Medrano y -La Central- Los Campamentos.
En las localidades que se detallan se deberían crear “Juntas de desarrollo local”, uno de cuyos objetivos es realizar todo tipo de actividades que coadyuven a solucionar problemas y elaborar propuestas para el bien de la comunidad y aquellas que el municipio o la Provincia deleguen:
Potrerillos, Carrizal, Agrelo, Cruz de Piedra, Jocolí, Tres de Mayo, La Pega, Gustavo André, Montecaseros, Chapanay, Ing. Giagnoni, Nueva California, Phillips, La Dormida, El Marcado (Sta. Rosa), El Mirador. San José (Tup.), Cordón del Plata, Colonia Las Rosas, Chilecito, Pareditas, 25 de Mayo, Las Malvinas, Jaime Prats, Goudge, Carmensa (S.P. d. Atuel), El Nihuil, Ñacuñán, Canalejas, Agua Escondida, Bardas Blancas, Ranquil Norte, Arroyito.
Estas son las 56 localidades- distritos que a nuestro criterio presentan las condiciones poblacionales, económicas, territoriales y culturales-identitarias para encarar los primeros pasos hacia la democracia y autonomía territorial-local. La Constitución provincial de 1916 ya prevé que los municipios puedan nombrar comisiones en los distritos más poblados.
Obviamente las comisiones de vecinos absorberán al menos las funciones que actualmente tienen atribuidas los delegados municipales, pero que distan enormemente de lo que necesitan y se merecen las comunidades. Es inaudito que localidades de 3.000, 10.000 o 20.000 habitantes no puedan ejercer la democracia local.
En algún momento se podrá debatir si, como coinciden la mayoría de los especialistas, el municipio de localidad-distrito es el más conveniente. (Se recomienda leer a Alberto Montbrun y el Régimen de Comunas cordobés).
Sería importante que los habitantes de las 56 comunidades aludidas expresaran su opinión y concretaran sus solicitudes de comisiones municipales. Sería importante contar en esta coyuntura con con el decidido apoyo de dirigentes provenientes de localidades no cabeceras, como Tanús y Jaliff (Palmira), Piedrafita (Bowen), Moreno Serrano, (Mundo Nuevo), Pablo Tornello (Colonia Segovia), Morandini (Villa Atuel), Millán (Colonia las Rosas), Pradines (Corralitos) por nombrar algunos que nos vienen a la memoria.
El gran desafío. El licenciado Cornejo sabe muy bien a qué nos estamos refiriendo; nació en localidad no cabecera, del interior profundo (Eugenio Bustos) y se ha especializado en los tres ámbitos que abarca esta nota: Planeamiento, Desarrollo y Políticas Públicas. ¿Se atreverá a promover una Política Provincial de Desarrollo Local y de Democratización Territorial? 400.000 discriminados se lo solicitan.