1. El amor fantasma: Se trata de idealizar a una persona, atribuyéndole las características con las que siempre hemos soñado. Se le llama fantasma porque en realidad esta persona no es como pensamos sino que nos engañamos y creemos que es exactamente como nos gustaría que fuera, así que nos enamoramos de algo que no existe.
En términos de la psicología psicoanalítica se le llama también amor anaclítico, que significa que escogemos amar a alguien en concreto porque posee los rasgos de alguien muy influyente en la niñez que satisfacía nuestras necesidades.
En este caso cuando la persona se dé cuenta de que en realidad el ser amado no era como se pensaba, se desencantará y defraudará, entonces volverá a poner los pies en el suelo y dejará de idealizar y ya verá los defectos de la persona que al principio no percibía por la ceguera idealizadora.
2. El amor narcisista: Cuando se busca a alguien parecido a nosotros o con los rasgos que a nosotros nos gustaría alcanzar. Es como una especie de egoísmo exagerado en el que nos creemos que somos de lo mejor y queremos encontrar a alguien igual.
Estas personas están siempre buscando a la persona ideal y nunca les aparece nadie lo suficientemente bueno para ellos. Encontrar a alguien igual a uno resulta muy complicado, ya que somos seres únicos. Por ello quien va en busca de este tipo de amor no suele encontrarlo.
3. El amor difícil: Es aquél en el que es muy complicado que se pueda concretar ese amor. Ejemplos: un profesor y un alumno; una diferencia de edad significativa; un gay de otro heterosexual; un paciente de un médico; fijarnos en personas casadas o seriamente comprometidas, etc.
Habitualmente este tipo de amor es atrayente porque es difícil, pero si se consiguiera podría ser que se perdiera el interés, ya que suele tratarse de una atracción física pasajera. Digamos que suele tratarse más de algo pasional que emocional.
Estos tres tipos de amores estarían catalogados como “imposibles” porque suelen crear conflictos: el primero, porque al idealizar a la otra persona tarde o temprano nos decepcionaremos cuando veamos que no es como pensábamos; el segundo, porque jamás encontraremos a alguien igual a nosotros y el tercero, porque es muy difícil conseguirlo y, si se consiguiera, raramente funcionaría a largo plazo.
Según la psicología psicoanalítica, cuando nos enamoramos de ‘imposibles’ es por el complejo de Edipo no resuelto. En los primeros años de la niñez nos enamoramos del padre o la madre aún sabiendo que no es correcto. Dependiendo de cómo se resuelva y el trato que nos dieron nuestros padres, ante esa situación, podríamos quedar estancados siempre en enamorarnos de personas que no pueden ser.
¿Qué podemos hacer para escoger mejor?
Lo primero sería preguntarnos: ¿Por qué nos atraen personas inalcanzables? ¿Tengo miedo a comprometerme y fijándome en imposibles no tengo que pasar por ello? Hay personas a las que entrar en la intimidad amorosa les supone estrés, miedos, peligro.
Entonces, fijándose en imposibles, disfrutan del amor idílico pero, al no poder ser concretado, se sienten seguros en su zona cómoda.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com