2400, contados uno en uno, eran los segundos que tardaba el micro en llevarme
a mi destino cotidiano. El frío… el mismo… la forma de descansar sobre el caño
que anuncia los recorridos… la misma… la memoria corporal levanta mi brazo
para detener ese invento argentino llamado colectivo… de la misma manera de
siempre… al sentarme me di cuenta que esa mañana era distinta, algo me dijo
que continuara mi recorrido, que agregara segundos a mi cotidianeidad, que no
tocara el timbre metros antes de mi día a día… me encontré frente a una nueva
decisión…
¿Vos la tomarías?