Estallidos de inusitada violencia sacudieron ayer a esta capital, y en el transcurso de pocas horas no sólo se vivieron momentos de intenso dramatismo, sino que se produjo un rápido desplazamiento del poder civil al militar.
Un muerto, dos heridos de bala, numerosos contusos, 146 automóviles y 7 trolebuses incendiados, considerables destrozos en la parte céntrica fueron el resultado de los incidentes.
Su origen estuvo en la actitud de realizar manifestaciones populares para protestar por el aumento de las tarifas eléctricas y la correspondiente prohibición gubernamental de toda marcha o concentración. Los docentes primero, después los obreros congregados frente a la CGT, fueron los primeros afectados por la acción policial. Se formaron luego nutridas columnas, algunas de las cuales causaron daños en el centro, que convergieron en la Casa de Gobierno.
Integróse de esta manera una concentración popular de características poco comunes por la cantidad de personas intervinientes. Frente a la sede del Poder Ejecutivo arengó a la multitud el delegado de la CGT y tras sus palabras diversos grupos trataron de penetrar al edificio mientras se iniciaba una intensa pedrea contra la sede gubernativa.
Comenzó entonces la represión policial con el camión hidrante y gases lacrimógenos. Las fuerzas policiales fueron prácticamente rebasadas por las oleadas de manifestantes y parte de la concurrencia apedreó con intensidad la Casa de Gobierno, a la par que quemaba automotores oficiales y privados.
Intervinieron entonces efectivos de Gendarmería Nacional y tras dos horas de batalla campal en la explanada y alrededores de la casa gubernativa pudo dominarse la situación. En tanto, diversos grupos se dirigieron a la parte céntrica, donde cometieron desmanes y robos. El Ejercito participó en la represión de esos últimos hechos y efectuó numerosas detenciones.
Mientras este panorama de violencia y desolación se expandía por varios sectores céntricos se tuvo conocimiento de que la capital y sus adyacencias habían sido declaradas “zona de emergencia” por el P. E. Nacional. Horas más tarde, la medida era completada con la implantación del toque de queda que rige desde las 20 de ayer hasta las 7 de hoy.
La intervención del Ejército fue, precisamente, lo que provocó la renuncia del gobernador Gabrielli. Éste anunció anoche en un mensaje que dimitía por discrepar con la actitud adoptada por el Comando de la 8° Brigada de Infantería de Montaña, consistente en disponer el control militar de la Policía Provincial desde las primeras horas de ayer. La dimisión de Gabrielli, elevada al presidente de la Nación, fue aceptada en 1as últimas horas de anoche. Como interventor ha sido designado el general de brigada Luis Gómez Centurión, titular de la 1a Brigada.
La llegada de gendarmes de Córdoba y el anuncio de que estarían por arribar efectivos de la Escuela de Paracaidistas acentuaba la participación militar en el desarrollo de los acontecimientos. Las radios locales fueron obligadas a entrar en cadena con LRA Radio Nacional alrededor de las 14 y cinco horas más tarde se conminaba desde el Comando a los canales de televisión a adoptar idéntico temperamento. (...)
Vuelos rasantes a cargo de aviones de la IV Brigada Aérea se mantuvieron hasta bien entrada la noche. En tanto, efectivos policiales efectuaban en la tarde una prolija “operación rastrillo” en el centro y Gran Mendoza. En estos procedimientos fueron detenidas numerosas personas, en especial por carencia de documentos.
En la medianoche, la ciudad parecía ya entrar totalmente en calma. El toque de queda la sometía al silencio y sólo circulaban quienes disponían de salvoconducto.