Mendoza (2): P. Palazzo; O. Gaggino y R. Bolognesi; V. Cosenza; G. Garín y D. Poletti; J. B. Rivas, D. Godoy, R. García, L. Amaya y M. Sosa.
Córdoba (1): A. Fumero; R. Córdoba y J Carrasco; C. Martínez, E. Wendt y A. Cuello; A. Murúa, R. Cuello, A. López, J. Barrera y V. Mazariego.
Los goles. -En el primer tiempo: a los 24 minutos, García (Mendoza.) con un remate de “emboquillada”, que ejecutó casi de espalda al arco, tras ser habilitado por Amaya, quien entró en juego a raíz de un tiro libre tomado por Bolognesi. En el segundo tiempo al minuto, Sosa (Mendoza) con shot bajo y corto después de dos rebotes en ambos postes laterales que fueron provocados por sendos tiros de Rivas y Amaya como final de una espectacular corrida del puntero derecho; a los 25 minutos, Murúa (Córdoba), con un bien dirigido golpe de cabeza aprovechando un tiro de esquina que ejecutó Mazariego.
Referee: Roberto Fuster.
El deporte de Mendoza está de fiesta. Su representativo de fútbol se consagró anoche campeón argentino al derrotar a Córdoba por 2 goles a 1, tras una disputa tan ardorosa como emotiva.
La jornada vivida anoche en el estadio Parque fue excepcional por todo concepto. Una muchedumbre entusiasta que provocó la caída de todos los records de recaudación en nuestro medio, alentó de modo vibrante al seleccionado que daría a Mendoza tan magnífica conquista y luego la celebró con algarabía singular. Por primera vez, el fútbol mendocino logra el máximo galardón. Y por cierto que debemos admirar a nuestro equipo como un airoso campeón. Anoche ganó como tal, frente a un adversario aguerrido que luchó con todas las armas -incluso las malas-y no le dió tregua alguna, demandando a sus hombres un esfuerzo agotador.
Nuestro seleccionado gestó la victoria en la solidez del bloque defensivo que opuso a la peligrosa delantera cordobesa. Con la garantía de Palazzo en la valla, la brillante y múltiple acción de Gaggino, la serena sobriedad de Bolognesi y la desbordante calidad personal de Poletti y Cosenza apuntalando a un Garín enérgico y laborioso, reiteradamente se consiguió anular al desenvuelto y penetrante ataque de Córdoba, el más alto valor del nuevo subcampeón. El dinamismo adosado a la capacidad individual y colectiva de zagueros y medios mendocinos, posibilitó el desplazamiento pujante de zagueros hábilmente conducidos por Amaya -que fué su más saliente animador- y la defensa del perdedor se vio sometida a una ardua tarea. Contener a Rivas -feliz como en sus mejores jornadas-, o anular a Godoy, García y Sosa, que fueron permanentes amenazas, exigió de la defensa cordobesa un celo permanente y una acción extrema.
Lamentablemente, varios hombres del huésped acusaron señalada peligrosidad en sus contenciones y repetidamente las realizaron mediante el foul violento y hasta mal intencionado. 29 infracciones de esta naturaleza cometieron los hombres de Córdoba y 17 los de Mendoza.