1- Bicicletear con Van Gogh
Pedalear entre campos de tulipanes, por la provincia donde creció Vincent, por los molinos de Kinderdijk, ir de isla en isla por el mar de Frisia o por la mágica Ámsterdam -entre el barrio judío, el Rojo y los cientos de puentes para atravesar sus canales es un plan perfecto para conocer los Países Bajos.
Hay empresas que organizan diversas rutas en bici, y se encargan de todo, alojamiento con desayuno, guía e incluso de trasladar equipaje de ciudad en ciudad, los precios parten desde 500 euros la semana.
Sin dudas entre los recomendados está seguir los pasos del célebre pintor, conocer el magnífico museo en la capital para luego internarse en Bramante del Norte para descifrar su infancia, sus pasiones. La ruta empieza en Den Bosch, hacia Eindhoven, sitio en el que Van Gogh dio clases y donde compraba sus pinturas. De camino se para en Nuenen, allí vivió los primeros años de su carrera y pintó "Los comedores de patatas". Pero no es todo, por las noches una de las sendas se ilumina, inspirada en “La noche estrellada” creación del estudio Roosegaarde, el ciclista pedalea sobre un cielo encantado; apenas una muestra.
A tener en cuenta: En Holanda hay 30.000 kilómetros de rutas para bicicletas, entre las nodales y las nacionales. Todas están perfectamente señalizadas y son seguras. Como el país es llano y el clima bastante suave en verano y en invierno, las rutas no requieren entrenamiento alguno y operan todo el año. Y algo fundamental, los holandeses están acostumbrados a los ciclistas y los tienen muy en cuenta cuando conducen.
Más información: http://www.holland.com/es/turista;
:
2- Vacacionar en el refugio del "Padrino"
Santino… podríamos escuchar con la voz afónica del inolvidable Marlon Brando en el filme que forma parte de las páginas doradas del cine de todos los tiempos, y se nos erizaría la piel. El enclave es diferente, sin mafia y sin turbulencias de poder, la isla de Tetiaroa elegida por el actor para pasar sus días en la Polinesia francesa, alberga un lujoso resort entre aguas turquesas.
Hay centros ceremoniales, por ser tierra sagrada para los locales, y lujos desmesurados: el paraíso tiene lugar en The Brando, tal es el nombre del alojamiento. Hay 35 villas en medio de la prístina naturaleza, con vegetación autóctona y arenas blancas, con tortugas, pájaros diversos y manta rayas. También claro, barrera coralina para hacer snorkel y hasta la visita de ballenas en su migración anual. ¿Algo más? Sí, degustar las delicias locales en el restaurante Les Mutinés regenteado por Guy Martin de Le Grand Véfour de París, con 2 estrellas Michelin.
Más información: thebrando.com
3- Payunia: nuestro Patrimonio Mundial
Desde 2011 los campos volcánicos Llancanelo y Payún Matrú de La Payunia fueron preseleccionados por la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la UNESCO (CONAPLU) como candidatos a ser declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad, en la categoría Natural. La determinación final se llevará a cabo en París en los próximos meses. Pero para que esto suceda además de los informes que trasladará la comisión gubernamental hace falta que los mendocinos conozcan este tesoro sureño y lo difundan.
Se trata de un sitio único en el planeta, en menos de 500.000 has, es la zona volcánica más densa y variada del mundo que a su vez da asilo a una diversa flora y fauna. Entre la desolación y la idea de los orígenes de la tierra, el paisaje es surrealista con las siluetas de Carapacho, Payún Liso, Malacara, Los loros y los conos de Llancanelo, que dejan boquiabiertos a los que llegan al remoto paraje.
Por la ruta 40, se accede a la Pasarela en la que los mantos lávicos fueron cortados por el Río Grande. Lo que alguna vez fueron caudales de lava, hoy son escoriales de basalto. Si se toma la Ruta Provincial N°186 se puede observar la majestuosa Laguna Llancanelo y sus campos volcánicos. Por la Ruta 181, en tanto, se arriba a la Batra. Hay que ingresar con guía y se deben hacer las caminatas hacia las cavidades de la tierra; también en 4x4 hacia el volcán Santa María y su colada - roca fundida- de 6 kms que da paso al Escorial de la Media Luna. Los tours duran toda una jornada y salen entre $ 640 y $ 900 por persona.
Más información: malargue.gov.ar
4- Viajar y trabajar por casa y comida
Seguramente han oído hablar de Wwoof International (Wwoof viene de World Wide Opportunities in Organic Farms, que significa oportunidades internacionales en granjas orgánicas). Se trata de una organización presente en más de 100 países que agrupa emprendimientos sustentables en los que voluntarios de todo el orbe pueden trabajar, a cambio de casa y comida, para conocer la cultura local. Cultivos orgánicos, permacultura y construcción viva, entre las tareas más difundidas.Si bien la idea y la organización llevan más de 40 años, en los últimos fue cuando adquirió su carácter. No se trata de viajar a bajo costo sino de aprender, colaborar, hacer amigos en un mundo de respeto por el otro y por el medio ambiente. En la página web www.wwoof.net se encuentra toda la información para los voluntarios. Quienes paga anualmente unos U$S 38 para formar parte de la red de oportunidades que ofrecen los diversos agricultores de la centena de países integrantes.
Más información:
5- Patisserie en París
Los cafés tradicionales homenajean con sus nombres a la Paz y a las Flores. Las pausas en sus mesas para ver a la gente pasar y probar un bocadito dulce en una de las capitales culinarias del mundo, son obligaciones casi tan ineludibles como la visita al Louvre o la foto en las escalinatas de la inmaculada Sacré Coeur. París es luz y es música, pero también es pastelería. Las vidrieras de Pierre Hermé y Ladurée seducen con sus tartas, pasteles, eclairs y trufas perfectas, brillantes, sutiles. La Maison Du Chocolat, con bombones y tortas preparados con los mejores cacaos del mundo. Desde la simplicidad de los populares y callejeros crepes con pasta de avellanas y chocolate, hasta la elegancia de los macarons de colores, cada una de las paradas de la pastelería parisina son una experiencia para el paladar.
Hay circuitos de pastelerías clásicas y modernas, pero lo interesante es que el viajero es quien puede descubrir los sabores caminando por la ciudad y descubriendo que cada patisserie se especializa en algo. Sólo para armar su guía particular: la Mont Blanc es una torta tradicional francesa de merengue, crema batida y crema de castañas que hay que probar. Soufflé de pistachos, Pain au Chocolat y croissants, otros clásicos que los paladares golosos no querrán dejar en las estanterías
6- Sabores del sur de México
En el extremo sur oeste del Istmo de Tehuantepec, conviven más de 16 grupos étnicos. El estado de Oaxaca se caracteriza por mantener vivas las tradiciones culturales a través de sus festivales y su gastronomía de herencia prehispánica, que combinada con productos regionales, convierten su culinaria en un tesoro único e imposible de reproducir, aun en otras regiones del país. Los moles negro, verde, colorado y amarillo, con sus matices forman el arco iris de los siete moles regionales. Quesos, oréganos y chiles oaxaqueños, tiñen y dan sabor singular a los platos de la cocina mexicana. El aprovechamiento de los productos que da la tierra se extiende hasta el gusano que acompaña la copa de mezcal. Las playas, a las que cuesta llegar por vía terrestre –las lluvias, con frecuencia hacen desaparecer las carreteras- son una gema poco difundida de esta región. Colindan con Oaxaca Puebla al norte y Chiapas al este, otros dos estados sureños necesarios en un itinerario para conocer México profundo.
7- Deportes acuáticos en Hawai
Maui es la segunda isla en tamaño del archipiélago de las islas de Hawai. Los que fueron, juran que jamás se cansarían de volver solo para ver la salida del sol desde la cima de un volcán de más de tres mil metros de altura y esa es la invitación para los que aún no tuvieron el placer. El destino para vacaciones perfectas incluye la Isla Molokoni, un cráter que emerge desde el mar donde practicar snuba, buceo y snorkeling, considerado uno de los diez mejores destinos del mundo para estas actividades debido a su diversidad de vida marina. La tierra prometida de los surfers, además, ostenta playas de arenas rojas, blancas y negras y aguas cristalinas para nadar debajo de las cascadas y las condiciones climatológicas ideales para practicar este deporte. En toda la costa se practica surf y windsurf, y es muy común encontrar donde alquilar equipos, tomar clases y armar grupos de nuevos amigos para iniciarse.
8- Snorkel con mantarrayas, Islas Caimán
El clima es perfecto, 29° anuales, el entorno también, las Islas Cayman en pleno Caribe (al sur de Cuba y al oeste de Jamaica), constituyen un territorio británico de ultramar, un dato nada azaroso. Allí Gran Cayman, Cayman Brac y Pequeña Cayman, con una superficie cercana a los 300 km cuadrados, ofrecen arenas, hoteles y restaurantes para diversos intereses. Entre las playas más increíbles, Siete Millas situada a tan solo 5 km de George Town, esgrime el turquesa caribeño más radiante. Pero para disfrutar del agua lo ideal es animarse a la excursión denominada Stingray City. En una embarcación se accede a un banco de arena en el medio del mar, y a pocos minutos del desembarco es posible nadar con mantarrayas, alimentarlas y tocarlas. Desde U$S 80.
9- Recorrer los túneles de vinos en Moldavia
Bajo la superficie el mundo vitivinícola y mitos de la turbulenta historia de la pequeña Moldavia, se dan cita. En la periferia de la Europa meridional, los tesoros se apuran por arriba y por debajo, y son los últimos los que convocan.Entre celdas de monasterios, cuevas de pinturas rupestres y largas galerías subterráneas que a lo largo de los siglos tuvieron muchos usos, reposan vinos. Y entre las bodegas icónicas que disponen de estas cavas naturales a temperatura de 12° por obra y gracia del suelo, Milestii Mici tiene 200 km de callejuelas enterradas, Cricova por su parte cuenta con túneles encantados a 60 metros de profundidad. En ambas la idea es conocer los métodos de elaboración, los secretos de la tierra negra que los nazis transportaban en trenes a sus territorios y que los japoneses añoran en los últimos tiempos, como la maduración de los caldos bajo tierra, en las visitas guiadas. La relevancia de estos recintos se hace palpable cuando el viajero se entera que los mismísimos Vladimir Putin y Angela Merkel tienen sus colecciones privadas allí.
Ingresar en un tren bajo, estilo minero, por las arterias que llevan nombres de varietales y allí degustar un champagne, producido por el método champenoise, cuyas botellas cuidadosamente son giradas manualmente por los operarios, es uno de los lujos. Saber que se está visitando la región de vinos con el Récord Guinness de tener los mayores túneles subterráneos de vino y la colección de vino más importante del orbe, con un millón de botellas bajo el nivel del mar, agrega valor a la aventura.
10- Destinos asiáticos a la carta
Shanghai no puede obviarse en el descubrimiento asiático, lo mejor es que la apertura al mundo de la gran urbe es tal que las ofertas turísticas abundan, hay hostel desde U$S 15 y hoteles desde U$S 50, con lo necesario para pasarla bien. La primera impresión apabulla, desde Bund la zona histórica citadina con su extensa peatonal y los atractivos más típicos, hasta Pudong el sector más moderno con su monstruoso centro financiero de importancia mundial y los rascacielos que hablan de prosperidad. Entre ellos la Torre de Televisión, el Shangai World Financial Center o la Torre Jin Mao.
Hay mucho para ver y hacer el choque cultural es fascinante y una de las mejores formas de aprovechar la diversidad es andando sus calles, comiendo en los puestos callejeros, ingresando a sus mercados, deambulando en transporte público como los locales. También pasear en el tren Maglev que alcanza los 430 kilómetros por hora por "levitación magnética"; conocer la Plaza del Pueblo y el jardín y mercado de Yuyuan.
11- Ser único en el reino de Birmania
Uno de los sitios más locos en materia de panorámicas, esos que parecen irremediablemente irreales, que si los ven en publicaciones dirán son imposibles, es Bagan con sus mil monasterios budistas con templos y pagodas.
La que fuera capital del Reino de Pagan entre los siglos IX y XIII ostenta ese tesoro en la superficie, los amaneceres y atardeceres son las mejores horas para recorrer el área. El dorado se apodera de todo el ambiente haciéndolo absolutamente mágico. Hay hoteles muy bien ubicados y a precios convenientes, desde U$S 40.
12- Estambul
Entre oriente y occidente, fue Bizancio (667 a. C.), motivo de peleas entre persas, espartanos, macedonios, atenieses y romanos. Tras estos últimos fue en el 330, rebautizada como Constantinopla. Hacia 1453 -hito histórico que marca el fin de la Edad Media- tomó el nombre de Estambul. El recuento viene a cuento de sus tesoros, como Santa Sofía –que fue la iglesia más grande del mundo hasta la construcción de la Catedral de Sevilla en 1520- luego fue Basílica Patriarcal ortodoxa, iglesia católica durante el dominio latino entre 1204-1261 y mezquita tras la victoria otomana, siendo la principal de la ciudad durante casi 500 años. Desde 1935 es museo. Entre los templos islámicos la Mezquita Azul enfrentada a Haya Sofía, es impactante. Con seis alminares, como su interior con infinidad de prolijos azulejos pintados a mano, alfombras mullidas para rezar y arañas que se suman a la iluminación natural para tornar al ambiente místico. El Gran Bazar, el de las Especias, el Palacio Topkapi, la Basílica Cisterna y los paseos por el río, antes del lado asiático.
Aniversarios para viajar
13- Los pasos de Mandela, 25 años después de la liberación
El 12 de febrero de 1990 el mundo vio como Nelson Mandela tras pasar 27 años encarcelado, fue liberado. Ese día fue un gran paso para la Sudáfrica diversa, un límite necesario para el apartheid y la brutalidad política, en paralelo la legalización de los partidos políticos y al tiempo (1994) las primeras elecciones democráticas. En 2015 y recordando ese momento histórico se puede visitar los sitios en que el líder del siglo XX estuvo preso, donde vivió y dónde realizó las mayores proezas.
Quizá haya que comenzar en la pequeña aldea de Qunu, donde Madiba nació y estudió los primeros años, donde ahora descansa en paz. Pero para interiorizarse en la vida del Nobel de la Paz hay que visitar su museo en Soweto ciudad en la que la actividad política y social fue crucial en la África actual. Allí una vivienda de cuatro habitaciones donde vivió con Winnie, su segunda esposa, y sus dos hijas, Znani y Zindziswa, en la década del 50', retrotrae a consignas que parecen imposibles. Objetos personales, el cinturón de boxeo de campeón mundial de Sugar Ray Leonard, diplomas y documentación en los ambientes.
La celda de Robeen Island es otro de los lugares más concurridos, de 2,40 por 2, 10 en la que Nelson estuvo recluido entre 1964 y 1982, ahora es parte del museo del antiguo presidio. Una manta, un sesto, una mesita y una minúscula ventana es todo lo que hay, y estremece.
Llegar a Ellis Park también es significativo, es que en 1995, el por entonces presidente entregó la Copa Mundial de Rugby al capitán de los Sprinboks, Francois Piennar, en un hecho que trascendió el deporte: constituyó el inicio del fin del Apartheid, con un equipo integrado por blancos y negros, y todo el pueblo celebrando por vez primera un triunfo multiracial. Una historia muy bien reflejada en la película Invictus. Pero hay otro estadio emblemático: el Soccer City, donde fue velado y pronunció su primer discurso como presidente de Sudáfrica.
El Museo del Apartheid es otro sitio que impacta pues en el ingreso se entrega una tarjeta que dice Blanco o No blanco, y cada uno debe seguir un trayecto. Luego horcas, relatos dramáticos, la liberación de Mandela, armas y tanto más. A esta altura la estatua de Madiba de 4,5 toneladas parece chica, cambió su país pero también la lucha contra el racismo en el mundo.
14- 70 años de las bombas nucleares estalladas en Japón
El 6 de agosto de 1945 Enola Gay lanzó la bomba apodada 'Little Boy' sobre Hiroshima. El 9 de agosto, una segunda bomba fue lanzada sobre Nagasaki. El 15 de ese mismo mes, Japón aceptó una rendición incondicional, los datos fríos del fin de la II Guerra Mundial.
Lo cierto es que al mayor horror de la historia se lo quiso acabar con más horror, con un arma impensada, la atómica y con un empoderamiento ilimitado de EEUU. Las consecuencias fueron siniestras, más de 250 mil personas muertas, otro tanto heridas, y muchas más con secuelas. Las ciudades no olvidan el brutal exterminio, sus Memoriales de la Paz convocan cada aniversario, y siempre.
15- Batalla de Waterloo
La batalla que puso fin a la carrera de emperador francés Napoleón tuvo lugar el 18 de junio 1815. Allí, en la actual Bélgica, el hombre que había dominado Francia y Europa durante más de una década capituló. Los británicos, al mando del duque de Wellington, llegaron y persiguieron al emperador y a sus tropas desde el campo. Europa se estableció para un período de paz, sin precedentes. Wellington posteriormente fue tan popular que se convirtió en primer ministro. Y Napoleón fue exiliado a Santa Elena, donde murió en 1821.
