El sábado pasado por la madrugada, un Peugeot 206 fue avistado circulando en contramano por calle Morón, en el centro mendocino. Cuando la Policía -advertida por un vecino- intentó detener la marcha del conductor, este se dio a la fuga y comenzó una persecución que llegó a su fin en Boulogne Sur Mer y Rufino Ortega, de la Quinta Sección, punto en el que finalmente lograron detener el vehículo e identificar a quien lo guiaba.
Se trataba de Miguel Jesús Martínez (35), a quien también se le practicó un control de alcoholemia, y el resultado fue por demás alarmante: presentaba 1,78 gramos de alcohol en sangre (el techo permitido es de 0,5).
Si bien en la situación descripta el conductor casi cuadriplicaba la graduación permitida (y según destacaron autoridades policiales se trata de una marca muy alta que pocas veces se detecta), lo cierto es que cada viernes, sábado y domingo por la noche se detectan entre 15 y 20 conductores que guían sus vehículos con más alcohol del permitido.
"Generalmente no están muy por encima del permitido, pero están infringiendo la ley y significan un riesgo. En la mayoría de los casos no superan el 0,65 ó 0,7. Pero están conduciendo por encima", destacó el director de Seguridad Vial de la Provincia, Oscar Hómola, quien resaltó que en cada una de esas noches se somete al test a casi 40 conductores.
No obstante, carece de representatividad intentar hacer un promedio entre pipetas utilizadas y controles de alcoholemia que dan positivo (índice que marca casi 50%), ya que no se expone a la prueba a todos los conductores que se controla sino a aquellos que -a juzgar por factores externos- presentan indicios de ir conduciendo con exceso de alcohol.
Jueves, viernes y sábado por la noche -y madrugada- son los días en que mayor movimiento vehicular se ve en las calles mendocinas. Los sitios aledaños a bares, restaurantes y boliches son, a su vez, aquellos que más personas atraen y donde suelen registrarse aquellos accidentes de tránsito que enlutan los fines de semana.
Por esta razón es que también son estos días y estos lugares los elegidos para llevar adelante los controles que -además del test de alcoholemia- incluyen inspecciones de rutina (carnet de conducir, tarjeta verde y comprobante de seguro).
"Los puestos fijos se conocen y la gente saben dónde están. Pero esto también tiene su lado bueno, ya que al menos los obliga a ir despacio en esos lugares sabiendo que están los controles. Y, además, cada noche hay dos motos con agentes que van rotando e instalándose en puestos móviles", agregó Hómola.
Si se tiene en cuenta que 8 de cada 10 accidentes de tránsito se producen por una falla humana -y que es aquí donde el alcohol suele dejar su triste huella-, resulta fundamental no sólo intensificar los controles, sino también la concientización.
"Es muy pequeña la toma de conciencia en los jóvenes y se ve por momentos. Lo que sí nos ha sorprendido gratamente es la cantidad de chicos que se identifican como conductores designados y deciden no tomar una noche. Pero sigue siendo un porcentaje menor, por lo que es clave hacer más controles. Si éstos no está, es un terreno libre. Y los chicos lo saben", continuó el funcionario provincial.
Los jóvenes son el público más expuesto, teniendo en cuenta que la mayoría de los accidentes tienen como protagonistas a personas de entre 20 y 35 años.
En enero de este año hubo 28 muertos en accidentes (casi 1 por día) y la cifra estuvo por encima de los 20 de enero de 2015.
Narcolemia
En Rosario, una de las ciudades del país más golpeadas por el narcotráfico, comenzarán a realizarse en la calle test de narcolemia para detectar conductores bajo los efectos de drogas.
Según informó el diario La Nación, los operativos se llevarán a cabo mediante una prueba piloto por tres meses, durante los cuales "no habrá sanciones sino acciones educativas", confirmaron las autoridades.
La idea es que, una vez que pase el período de prueba, las multas a quienes conduzcan bajo los efectos de sustancias serán similares a las del consumo de alcohol. El test se realizará de manera simultánea con el control de alcoholemia en las calles.