Si un turista curioso ubicado en el Kilómetro Cero (el monumento al General Alvear), preguntara por la ubicación del barrio Primero de Mayo, los pasos a seguir en el recorrido serían simples y de fácil entendimiento. Bastaría señalar que debe ingresar por la diagonal Carlos Pellegrini, mientras contempla el flamante bulevar Centenario.
Por ahí llegará a la calle Albox y deberá girar a su derecha para recorre el largo derrotero hasta hallar al final la calle Presidente Illia. Entonces tendrá ante sus ojos la prolongación de calle Albox, esta vez de tierra, y luego de recorrer unos 100 metros podrá advertir el barrio 1° de Mayo.
Este conglomerado describe una geografía particular ya que sus 189 viviendas se encuentran distribuidas sobre los límites irregulares del barrio Irrigación, por lo tanto muchas veces la distinción entre uno y otro es apenas notoria.
Las casas en su mayoría poseen un frente de ladrillos visto con verdes jardines en sus frentes, algunas calles con asfalto y otras tantas todavía de tierra.
La tranquilidad que se percibe es una de sus características más sobresalientes. El sol de enero, caluroso y seco, no inhibe a muchos de sus habitantes de realizar trabajos de jardinería o albañilería. Algunos seguramente utilizando las horas de sus vacaciones para hacerle honor al nombre del barrio.
Para conocer el inicio de su historia hay que remontarse a los años ‘90. En ese momento, los terrenos de una extensión aproximada de 10 hectáreas pertenecían al Gobierno de la Provincia de Mendoza. Posteriormente fue cedido al IPV (Instituto Provincial de la Vivienda) y a la CGT (Confederación General del Trabajo) de General Alvear en 1995, para comenzar la construcción de las viviendas.
Sin embargo, surgió un primer inconveniente. La entidad sindical no contaba con uno de los requisitos fundamentales para encarar el proyecto como es la personería jurídica local. Fue entonces que se creó la mutual MUTA (Mutual para Trabajadores Alvearenses), se posibilitó así la firma con el IPV para la ejecución de 166 viviendas, en el año 2000.
Diez etapas de construcción y entrega fueron las que prosiguieron al acuerdo, hasta finalizar en 2013, precisamente en el mes de mayo cuando se entregaron las últimas 23 casas.
Las viviendas cuentan con 26 metros cuadrados y en su interior tienen un baño, cocina, comedor, dos dormitorios, están pintadas y tienen mesadas, cocina y lavandería.
Cuentan con cunetas, cordones y veredas pavimentadas, red eléctrica, red de agua, cloacas y gas natural, aunque este último servicio está ausente en las últimas 23 entregadas. Con respecto a esta problemática cabe destacar que todavía no hay certeza sobre la puesta en marcha de la conexión del servicio.
En el recorrido por el barrio 1° de Mayo rápidamente se puede percibir el ambiente familiar y ameno. Niños de aproximadamente 10 años juegan con sus amigos, bicicletas que suben por las veredas y retornan a las calles empedradas, vecinos que se acercan para compartir una charla, un abuelo que se mece en su silla a la sombra de un árbol.
El tránsito de vehículos y motos es casi imperceptible, los ruidos molestos no molestan, mientras el calor azota sin piedad los suelos alvearenses.
Inés se encontraba arreglando el jardín, pala en mano y removía la tierra que abonada y regada dará fuerza y vitalidad a las plantas que decoran el frente de la casa.
Hace diez años que vive en el barrio, destaca la paz y amabilidad de la gente. Vive con su hijo y fue beneficiaria a través de la inscripción en la mutual MUTA allá en sus inicios. En esta década ha podido construir un garaje y reformar el frente de su casa.
Juan es un vecino de la calle Río Grande y lleva 11 años junto a su familia conformada por su esposa y sus dos hijos varones de 13 y 3 años. Él es plomero, su esposa docente y juntos han trabajado duro para ampliar su techo con la construcción de una cochera, quincho, 2 habitaciones y la remodelación del frente. Juan destaca en especial la alegría y el alivio que significa la obtención de ese sueño tan preciado de la casa propia.
Carniceros, enfermeras, jubilados, docentes, vidrieros, una amplia gama de trabajadores pueblan las casas del 1° Mayo. Un barrio con gente que se ha ganado su techo trabajando día a día. Un lugar en el que ese turista que ha llegado para conocerlo percibirá sin lugar a dudas unos de los atributos más destacados de este departamento, su tranquilidad.