Chile padeció un temblor de 8,4 grados en la escala Richter. Pocas horas después la presidente Michelle Bachelet dio una conferencia de prensa explicando lo sucedido y contestando las preguntas de los periodistas asistentes. Esto me lleva a una inevitable comparación con Argentina.
Abordaré la cuestión de Chile de la manera más seria posible, porque es un tema aún delicado y la alerta de tsunami es una amenaza permanente. Luego me veré obligado a ser menos sofisticado cuando me refiera a Argentina, ya que el accionar de nuestra presidente Cristina Fernández de Kirchner en casos de crisis es algo más bien caricaturesco.
Vamos con Chile. El temblor producido en el país hermano ha activado los mecanismos del Estado para contener a la ciudadanía. Las autoridades de prevención han dispuesto un operativo para proteger a los chilenos ante la eventual amenaza de un tsunami.
Todas las fuerzas están a disposición de la prevención para evitar muertes y heridos. Horas después de ocurrido el temblor la presidente ha salido a contener el temor, a dar tranquilidad, a explicar los daños padecidos y a pedir a las personas que colaboren con las fuerzas movilizadas para evitar peores consecuencias. Ya hubo once muertos.
Vamos con Argentina. Los últimos 4 grandes desastres de Argentina fueron la muerte del fiscal Nisman, la tragedia de Once, las inundaciones en la ciudad de La Plata y el incendio en la discoteca Cromañón. Haré un mezquino análisis de estas catástrofes para comprender un poco las diferencias.
El fiscal Nisman investigaba la causa del atentado a la mutual argentina judía en Argentina (AMIA) que costó la vida de 84 personas y dejó 300 heridos. La muerte en circunstancias dudosas sucedió entre el 17 y 18 de enero de 2015. El fiscal había llegado a la conclusión de que la presidente y otros funcionarios de primer nivel habían participado en un complot para desviar testimonios y pistas sobre la causa. Murió un día antes de concurrir al Congreso para explicar los fundamentos de su denuncia. No hubo cadena nacional, sólo una carta en Facebook. Lo lamento si no tienes Facebook o computadora. Cobardía.
Las inundaciones de la ciudad de la Plata ocurrieron entre el 2 y 3 de abril de 2013, quitándole la vida a 89 personas. La cadena nacional vino 2 días después. Negligencia. Si nombramos el problema a tiempo podemos evitar peores consecuencias.
La tragedia del tren de Once sucedió en 2012 y dejó 51 muertos y 702 heridos. No hubo cadena nacional. Un tiempo después y luego de comprar nuevos vagones la presidente dijo: "Hagamos la presentación rápido, no sea que otra máquina nos arrolle". Cinismo.
La tragedia de Cromañón, que se produjo en 2004, se llevó la vida de 194 personas y dejó 1.342 heridos. Sí, acertó, no hubo cadena nacional. Silencio.
Si Chile fuera Argentina, la presidente Bachelet haría lo siguiente. Pasaría los primeros 3 días en su casa tomando chicha y buscando a quién culpar del desastre natural. La prevención sería pura y exclusiva decisión supeditada al sentido común de los ciudadanos. El silencio reinaría, o quizás habría un comunicado de Facebook de 300 páginas que nadie leería. Los canales oficialistas mostrarían documentales de Alaska y sus entrañables osos. La gente tendría que poner en un plato su temor y su incertidumbre y tragárselos bocado a bocado.
No todo terminaría ahí. Unos días después la presidente chilena saldría en cadena nacional a hablar de la inauguración de una cancha de tenis en Apoquindo. No daría una conferencia de prensa porque odia las preguntas, en realidad, no las puede contestar.
Receta chilena para la crisis: conferencia de prensa, respuestas, acción, coraje, presencia del Estado, fe, esperanza, lucha. Receta argentina para la crisis: crisis, silencio, miedo, cinismo, cobardía, ausencia del Estado, paranoia.
José Alonso - DNI 29.112.930
