Cómo una victoria puede cambiar la mirada sobre el futuro. Cuando en el horizonte de Gimnasia aparecían nubarrones espesos y oscuros, los rayos del sol irrumpieron en el paisaje para que el cielo vuelva a ser celeste.
Los tres puntos obtenidos ante Juventud en San Luis, sumado a la derrota de Deportivo Maipú ante Unión de Villa Krause, hicieron que ahora los números le cerraran al equipo de Toti Arias.
Un fin de semana redondito que lo vuelve a meter en la conversación. De una derrota que lo podría haber dejado fuera de la pelea por el primer ascenso, a una victoria que lo deja a dos unidades de la cima y con un panorama, ahora, ampliamente favorable, si sabe sacarle provecho.
De los próximos cinco encuentros, Gimnasia deberá jugar cuatro nada menos que en el Víctor Legrotaglie, donde acumula una racha que mete miedo: 16 encuentros sin conocer la derrota, de las cuales 15 fueron victorias.
Todo un mensaje por sí solo para los que vengan a pisar el estadio de calle Lencinas y que el Lobo debe saber utilizar en su favor para que esto no se transforme sin sentido en una mochila de carga pesada.
El único fuera de casa que tendrá en esta seguidilla será ante Américo Tesorieri, en La Rioja y en la fecha que se jugará entresemana. Este sería el único trastorno en este camino, si se quiere, pero el equipo ya dio claras muestras (y en varias oportunidades) de estar físicamente impecable.
Si hace quintina, Gimnasia sabe que se meterá de cabeza en la disputa de ese primer ascenso. Ya recuperó algo de su fútbol y mucho de su orgullo en San Luis. Ahora, deberá recuperar la memoria en casa.