¿Y con los pibes qué hacemos?

La idea madre de Martino cuando se hizo cargo de la selección mayor no pasaba por modificar demasiados nombres respecto del subcampeón mundial que dirigía Alejandro Sabella, pero sí cambiar el estilo de juego. Quiere imponer las categorías juveniles.

¿Y con los pibes qué hacemos?

La idea madre de Gerardo Martino cuando se hizo cargo de la selección mayor no pasaba por modificar demasiados nombres respecto del subcampeón mundial que dirigía Alejandro Sabella, pero sí cambiar el estilo de juego, algo que él supo referir como “la idea”, esa que quiere imponer desde los cimientos, las categorías juveniles, aunque para ello necesitaba implementar un cambio que, después de los fracasos de los representativos sub 20 y sub 17 en sus respectivos torneos ecuménicos, le llegó el momento de poner en marcha.

El “Tata” fue al hueso de entrada nomás y nunca ocultó su deseo de que “el mejor amigo” que le dio el fútbol, Jorge Theiler, un hombre con raíces ‘ñulistas’ como él, se hiciera cargo del seleccionado sub 20 en lugar de Humberto Grondona (hijo), para de allí hacia bajo desgranar a una cadena de técnicos de su consideración que se ocuparan del sub 17 que hoy conduce Miguel Angel Lemme y el sub 15 a cargo de un ex compañero suyo en Lanús como Walter Coyette.

“Coyette juega 4-3-3 en el sub 15 y Lemme también en el sub 17. Ese es un sistema que a mi no me gusta, pero para provocar un cambio debo tener el respaldo de un éxito en la Copa América de Chile y un buen comienzo de eliminatorias”, dijo Martino cuando los vientos de La Serena lo soplaban a favor. Después la historia no fue la que él soñaba en esos momentos y ahora la geografía es mucho más escabrosa de lo que él había esbozado en su hoja de ruta como máximo conductor de las selecciones del fútbol argentino.

Esto, sumado a las inminentes elecciones que se celebrarán en AFA el próximo 3 de diciembre, abren un compás de espera al respecto, por lo que estos dos partidos por eliminatorias mundialistas que se viene por delante ante rivales de máxima envergadura como Brasil y Colombia serán fundamentales, no solamente para encaminar el rumbo hacia Rusia 2018, sino también para poner definitivamente en marcha su proyecto integral luego de más de un año en el cargo.

“Si hay más Humbertito Grondona puede no haber más Martino”, supo desafiar hacia dentro de su grupo de íntimos, Theiler, Fabián Basualdo y su “barra rosarina”, para fines del año pasado, cuando todavía las veleidades de las competencias por los puntos no lo habían obligado a “chapalear” en el barro y las heridas de su paso previo por Barcelona recién estaban empezando a cicatrizar.

Pero “del dicho al hecho hay mucho trecho”, y el horizonte despejado de entonces tiene algunos oscuros nubarrones ahora, por lo que las otrora exigencias ahora se transformaron en pedidos, y el poder de negociación perdió tanta fuerza como el potencial de algunos de sus dirigidos en el seleccionado mayor.

Por eso “la idea” espera hoy el mismo respaldo tanto dentro como fuera de la cancha. De lo contrario, Martino tendrá que aceptar la realidad del continuismo o, en su defecto, “no” aferrarse “a ningún puesto como hacen otros”, según supo señalarle a sus amigos rosarinos.

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