Muchas situaciones habrán cruzado por su cabeza cuando la cuadriculada cayó sobre el capot de su vehículo. Hace un año sufría un terrible golpe en El Zonda -que no perdona- y lo dejaba afuera de la actividad. “El Ford Escort se destruyó y yo me salvé de milagro. Fue muy duro pero, como la pasión es más fuerte, volví para esta carrera y por suerte pude ganar”, tiró apenas bajó del Volkswagen Gol.
Identificado con la marca del óvalo, Ricardo Molé (h) no dudó en decir que “el Golcito va mejor que el Escort. Es más lindo para manejarlo; pensé que me iba a costar, pero conté con un auto fantástico desde los ensayos y quedó demostrado en una carrera muy difícil”.
Mientras era abrazado por Martín Figueroa, su invitado que no pudo repetir en la segunda carrera tras un toque con Matías Antolín (la dupla de Juan Manuel Farrero), Caíto decía que “la idea era correr esta fecha y después ver, pero como gané me parece que voy a seguir hasta fin de año. No puedo quejarme; volver y ganar tras un año de ausencia es algo increíble”.
Emocionado hasta las lágrimas, Leonardo Gasque se mostró “feliz por llevarme una carrera tan linda. Estaba para cualquiera y tuve que hacer maniobras al límite para no quedar tirado a un costado”.
Sobre si imaginaba la victoria antes de largar con el Fiat Palio de Fernando Ejea, el piloto que está armando un Fiat 128 para competir en Turismo Promocional lanzó: “Estaba complicado porque no largaba adelante, pero sabía que tenía un gran auto. Había que cuidarse y por suerte salió todo bien ya que muchos se tocaron y pude avanzar. Agradezco a Ejea por invitarme”.
Haciendo referencia a la maniobra del giro final, Gasque dijo: “Mi auto venía mejor y me la jugué. Salió bien y Albertengo me respetó”.