Cuando una plataforma social supera los mil millones de usuarios en todo el mundo y crece año tras año, empezamos a analizar la interacción de las personas con el producto, y los motivos por los que el producto es atractivo.
Facebook es el caso más representativo. El servicio propiedad de Mark Zuckerberg se ha logrado insertar en la cultura globalizada como parte de un ecosistema seductor del cual muchas personas afirman no poder alejarse.
“Cerré Facebook pero lo volví a abrir”, ¿Cuántas veces escuchamos eso? ¿Hasta dónde llega la dependencia a un portal virtual? Esto es lo que se propuso averiguar la Universidad de Akron, Ohio, mediante un estudio conducido gracias a la participación de quienes afirman depender de la red social. ¿Cuáles fueron los resultados?