"Va a ser la guerra", bromeó el papa argentino Francisco con un grupo de guardias suizos pocas horas antes del partido que jugarán en San Pablo la Argentina y Suiza por los octavos de final del Mundial. El pontífice finalmente "no aceptó" la invitación del cuerpo de elite encargado de su custodia, para que viera el partido con ellos en el cuartel a pocos metros de la residencia papal, la Casa Santa Marta, reportó desde Ciudad del Vaticano la Agencia AFP.
"Desgraciadamente, no puedo", les aseguró a los efectivos Francisco, quien le había prometido a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que "permanecerá neutral".
Los 110 guardias pudieron seguir los partidos del Mundial de Brasil en una pantalla gigante instalada en un patio del cuartel, que cubrieron con césped artificial y adornaron con banderas de los países participantes.