“Un ritual religioso que se extendía por todo el Imperio Inca”

Estudios del cuerpo determinaron que tenía 8 años, fue sacrificado y estaba allí desde 1500.

“Un ritual religioso que se extendía por todo el Imperio Inca”

Roberto Bárcena es arqueólogo, director del Instituto de Arqueología de Filosofía y Letras (UNCuyo) y director del Incihusa (Conicet). Pese a que se encontraba terminando una maestría en España, tanto durante el hallazgo como cuando bajaron la momia del Aconcagua (en 1985), su colega Juan Schobinger lo convocó de urgencia para trabajar en el estudio del cuerpo. “Me llamó por teléfono para pedirme que volviera cuanto antes. Llegué a fines de febrero o principios de marzo”, recordó el investigador.

“Ya habíamos tenido algunas experiencias de momias halladas en los cerros El Toro, de San Juan (en 1964), y El Plomo, cerca de Santiago de Chile. Por esta razón, habíamos determinado que, en su veneración por los cerros -sitios a los que consideraban sagrados-, los incas hacían ceremonias en esos lugares y muchas veces éstas incluían sacrificios de chicos y chicas”, destacó Bárcena, quien indicó que a lo largo de todo el territorio por el que se extendió el paso del Imperio Inca (gran parte de la cordillera de los Andes) se han hallado momias como la del Aconcagua.

De acuerdo a los estudios realizados, el cuerpo data del año 1500 aproximadamente (Bárcena hizo estudios en el cabello para determinarlo) y el niño tenía entre 8 y 9 años. “Una de las discusiones es si el niño muere en el lugar o llega muerto. Es probable que haya llegado a ese sitio con vida, acompañado por quienes participaban del rito, y que él fuera uno de los elegidos para ser ‘enviado a los dioses’. Era un ritual religioso que se extendía por todo el imperio. El cuerpo hallado en el Aconcagua estaba todo pintado de rojo con una pigmentación dada por una planta en especial, y ese rojo estaba limpio. Por eso es probable que haya llegado con vida al lugar y allí se lo sacrificó”, destacó Bárcena.

El cuerpo fue estudiado siempre en frío, en el Larlac (Laboratorio de Reproducción y Lactancia) del el ex Cricyt (actual CCT),

“Allí se desenfardó y al cuerpo se lo mantiene actualmente a 10, 12 grados bajo cero. Está en una cámara de frío del Ianigla y no se expone públicamente para lograr una mejor conservación. Fue una decisión que se tomó después de mucho conversar. Además, mantenerlo ahí es bueno porque siguen avanzando los métodos de investigación”, resaltó el científico mendocino.

Los elementos encontrados junto a la momia están guardados en una caja fuerte (por su valor), mientras que se hicieron unas réplicas exactas que actualmente están expuestas en el museo de la facultad de Filosofía y Letras, junto con los restos de la vestimenta y el fardo funerario que la envolvía.

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