"Trumbo" , protagonizado por Bryan Cranston, es quizá la más emblemática cinta biográfica que compite por los premios de la Academia de Hollywood que se entregarán mañana.
Votada dentro de la categoría de "mejor actor" (la Academia le dio la espalda), el film de Jay Roach, que se estrena en nuestro país el 3 de marzo, es una reivindicación que apunta al corazón ideológico de uno de los momentos más vergonzosos del siglo XX en la capital del cine; hablamos de esa red paranoica que atrapó a diez sospechosos artistas de Hollywood en una lista negra que dejó a los involucrados sin trabajo o sin oportunidades de recuperación profesional, violentados por el aparato represor del nefasto Comité de Actividades Antiamericanas y su también llamada "Cacería de brujas".
Lo principal del film, más allá del trasfondo de aquellos escandalosos juicios, es la lucha de Dalton Trumbo por su derecho a seguir escribiendo y por defender su voluntad de expresar su libertad ideológica y artística.
La historia
El espeso guión de John McNamara, luego de una larga trayectoria en televisión, está basado en el libro de Bruce Cook (1932-2003).
Publicado originalmente en 1977 y reeditado en noviembre del año pasado, la épica de Trumbo es el resultado de una exhaustiva combinación de largas entrevistas y de una detallista descripción del contexto en el que los estudios le suministraron al Comité de Actividades Antiamericanas testigos "amistosos" que denunciaron a sus compañeros, en el tiempo en que las majors, por ley, dejaron de ser monopolios y buscaron adaptarse a la mirada estrecha del gobierno de turno, convirtiendo a Hollywood en Salem. En esta grieta, cayeron muchos.
Sin duda, durante años fue un tema tabú para trasladar al cine aunque siempre había quedado claro tras bambalinas que el Congreso no tenía ningún problema con desconocer la Constitución cuando requería cortar cabezas de herejes políticos.
No obstante, Dalton Trumbo, quien fue puesto en prisión por sus ideas comunistas, se las ingenió después para seguir firmando libretos y justamente este film nominado al Oscar respeta lo más esencial del libro de Cook; su desafío al Congreso, su paso por la cárcel y la pelea de un escritor que se negó a inclinarse ante los dictados de un sistema injusto.
Más allá de aquellos escándalos, ya viviendo en México, Trumbo siguió trabajando y firmó con seudónimo o "Front" - otro escritor que lo reemplaza en los créditos - y se adjudicó el título de ser uno de los mejores guionistas durante tres décadas, hasta que en 1960, aquel halo de prohibición se desvaneció cuando su nombre volvió a las pantallas a lo grande, con "Spartacus" de Stanley Kubrick y "Exodus" de Otto Preminger.
De todas maneras, antes de esto, Trumbo, con seudónimo, ganó dos Oscar por las películas "Roman Holiday" de 1953 ("La princesa que quería vivir" de William Wyler) y "The Brave One" de 1956 ("El niño y el toro" de Irving Rapper).
La biografía de Cook se editó un año después de la muerte de Dalton ocurrida en 1976, a los 71 años.
El film
Jay Roach se concentra por presentar un tributo de corte político, un reflejo de su atractivo largometraje de HBO "Game Change", dedicado a Sarah Palin y que obtuvo el Globo de Oro como mejor telefilme.
El aspecto del Trumbo de Cranston, su postura encorvada, su acento hosco y su choque discursivo portándose como un ogro sarcástico es un trabajo que hay que reconocerle como actor. Su personificación de un guionista obstinado de la vieja escuela, que escribió casi todo sentado en la bañera de su casa rodeado de docenas de cajas de cigarrillos y botellas de whisky, así como su enfrentamiento virulento contra la leyenda del chisme de Los Ángeles Times Hedda Hopper (una impecable Hellen Mirren), es de lo mejor del film.
Otro de los picos más relevantes de su interpretación están las entretenidas secuencias entre Trumbo y los hermanos productores, los King (John Goodman y Stephen Root), cuando los tres inventaban películas clase B, en el intento del escritor de sobrevivir con migajas.
Enriquecen el atractivo del film las apariciones de otras personalidades de la época como John Wayne (David James Elliott), Kirk Douglas (Dean O'Gorman) y Otto Preminger (Christian Berkel).
Quizás, más allá de los resultados de calidad del largometraje, lo más honesto a considerar en su evaluación es que admite que "los diez de Hollywood" hoy son definidos como víctimas y no como traidores y se ha invertido el sentido de los héroes y los villanos.
Figuras como J. Edgar Hoover, Joseph McCarthy y la misma Hedda Hopper, ahora son definidos como auténticos agresores y reaccionarios.
De todas maneras, hay que decirlo, acá también se prevé un final feliz, como cualquier otro cuento de hadas hollywoodense diseñado para el Oscar, ya que el planteamiento al conflicto central es explorado por un individuo que luchó y de algún modo ganó del otro lado de las trincheras, dejándose de lado el séquito de personalidades que terminaron arruinadas como consecuencia de esta injusta condena social.
"Trumbo" además fue nominada a los Globos de Oro también por la actuación de Cranston y por la de "mejor actriz de reparto" a Helen Mirren y otra vez Cranston compitió como actor en los premios BAFTA.