SpaceX realizó el sábado otro lanzamiento exitoso de suministros para la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, el revolucionario intento de aterrizar la lanzadera de la nave en una plataforma en el océano sufrió peor suerte.
El multimillonario fundador de la compañía, Elon Musk, dijo que la primera fase del proceso salió bien y el cohete no tripulado Falcon llegó a la plataforma que lo esperaba flotando a varios cientos de millas (kilómetros) de la costa nordeste de Florida.
Sin embargo, la nave descendió con demasiada fuerza y se fragmentó.
"Casi, pero no hay puro esta vez'', señaló el directivo en referencia al puro de celebración, aunque añadió que el experimento era alentador con vistas al futuro.
Es la primera vez que alguien intenta nada parecido. Musk afirma que recuperar y reutilizar los cohetes es esencial para reducir los costes y acelerar las operaciones de este tipo.
La principal misión de SpaceX era entregar más de 5.000 libras (2.200 kilos) de suministros encargados por la NASA, incluyendo reemplazos para equipos y experimentos perdidos el pasado otoño en la destrucción una nave de mercancías de otra empresa, así como más comida. Además, la nave lleva regalos navideños para los seis astronautas de la estación.
"¡Hurra! Un (hash)dragon viene de visita trayendo regalos'', escribió en un tuit desde la estación la astronauta italiana Samantha Cristoforetti.
Sin interferir en la entrega, valorada en 133 millones de dólares, Musk instaló aletas de dirección y patas de aterrizaje en la parte impulsora del cohete y colocó una plataforma modificada en la costa de Jacksonville. Un barco con personal de SpaceX observaba dese la seguridad de 10 millas de distancia cuando la lanzadera se aproximaba a la plataforma, marcada una gran X.
Musk informó de que la plataforma en sí, de 300 por 100 pies (90 por 30 metros), con alas que se extendían hasta 170 pies (50 metros), estaba en buen estado tras el intento de aterrizaje. Sin embargo, parte del equipo situado en cubierta tendrá que ser sustituido. No parecía haber ningún vídeo bueno del ``aterrizaje/impacto'', señaló en un tuit, indicando que estaba oscuro y había niebla en el lugar.
"Lo recompondremos de la telemetría y... trozos'', dijo.
Breves cortes de video de cámaras situadas en la lanzadera, que fueron emitidas por la NASA, mostraron burbujas de agua.
En las semanas previas a la prueba, Musk había estimado que había una probabilidad de éxito del 50 por ciento, como mucho, de que la lanzadera aterrizara de forma vertical sobre la plataforma.
Una vez separada de la parte superior del cohete, la lanzadera principal volvió a encenderse como estaba previsto para el vuelo de regreso, según la compañía. Impulsos automáticos del motor maniobraron la nave hacia la barcaza modificada. Como siempre, la fuerza aérea tenía la capacidad de destruir la nave si se salía de su rumbo.
La NASA asistió a los acontecimientos con gran interés, pero su prioridad era la cápsula Dragon en su camino a la estación espacial. Se espera su llegada para el lunes.
El envío, el sexto que realiza SpaceX desde 2012, es más necesario de lo habitual debido a la reciente pérdida de la nave de suministro de otra empresa.
El cohete Antares de Orbital Sciences Corp. explotó unos segundos después de su despegue en octubre, destruyendo todo el cargamento y dañando la plataforma de lanzamiento Virginia. Ese cohete permanecerá en tierra hasta el año que viene.
La entrega de suministros de SpaceX estaba prevista en un principio para mediados de diciembre, pero se aplazó por un fallo en las pruebas del cohete. Después, un problema con el sistema de navegación obligó a cancelar la cuenta atrás en el último momento en el primer intento de lanzamiento el pasado martes.
La NASA paga a SpaceX y Orbital Sciences para que mantengan a la estación espacial aprovisionada tras la retirada del programa de transbordadores. El contrato de 1.600 millones de dólares con SpaceX pide 12 vuelos, mientras que el contrato de 1.900 millones con Orbital contempla ocho. Además, SpaceX trae de vuelta objetos a la tierra, algo que Orbital no puede hacer.
Rusia y Japón harán sus propios envíos de mercancías este año.
SpaceX, con sede en Hawthrone, California, también tiene un contrato con la NASA para desarrollar Dragons mejoradas para llevar astronautas a la estación a partir de 2017. Boeing también está trabajando en una nave tripulada. Entre tanto, la NASA paga decenas de millones de dólares a Rusia por cada astronauta enviado a bordo de la nave Soyuz.