Los días de descanso (y más aún el Día del Trabajador) vienen acompañados de momentos en familia, con amigos y comida, la eterna pasión argentina. Con el fresco otoño que estamos atravesando, las tardes de mate y sopaipillas son un clásico infaltable de nuestra Mendoza y una tradición que nos rehusamos a abandonar.
Resulta que estos bocados fritos no sólo están presentes en nuestra tierra sino en Chile, México, Perú y en otras zonas latinoamericanas tanto como en España.
También llamadas tortas fritas o sopaipas, su denominador común es una masa de harina de trigo frita en aceite. Las bien mendocinas se hacen de la siguiente manera: 250 g de harina común; 250 g de harina leudante; 8 cucharadas de grasa derretida (ahora se utiliza la vacuna pero en el siglo pasado y antes también la porcina), 200 cc de agua y un toque de sal.
Para prepararlas hay que colocar toda la harina junta en un recipiente y hacer un hueco en el medio. Agregar la grasa derretida, mezclar de a poco mientras se incorpora el agua y la sal hasta obtener una masa bien firme. Luego hay que tomar porciones de acuerdo a la costumbre de cada casa.
Algunos las prefieren pequeñas; otros, de buen tamaño. Se hace un bollito y se estira en forma circular con un corte de cuchillo en el centro. Posteriormente se fríen en abundante aceite. La masa no debe tocar el fondo. Una vez doradas de cada lado, se colocan en papel secante, se espolvorean con azúcar y a ¡comerlas!
