¿Quiénes son los líderes positivos?

La convocatoria de Ezequiel Lavezzi y Martín Demichelis, por su aporte al grupo, despertó una polémica sobre qué es más importante.

¿Quiénes son los líderes positivos?

“Lo convoqué para que trabaje con la Selección y siga con la recuperación. Aparte porque es uno de los líderes que tiene el grupo. Es un jugador muy positivo. Nos va a ayudar en la convivencia en dos partidos difíciles que tenemos”, decía esta semana Edgardo Bauza sobre la convocatoria de Ezequiel Lavezzi, la que despertó una catarata de críticas desde varios ámbitos del deporte.

Pero el técnico no se quedó allí y fue más allá sobre el mismo tema al asegurar que “Demichelis también es uno de los jugadores referentes de este plantel. Es muy importante para la convivencia diaria y en todas las presiones que, obviamente, el grupo tiene. Es realmente muy importante tenerlo en el grupo porque ayuda, y mucho”,

La historia de que hay jugadores que son importantes en el día a día de un plantel profesional tiene sus adeptos y también los detractores.
No faltan aquellos que aseguran que lo importante es lo que los jugadores hacen dentro del campo de juego y que hay que llamar a buenos jugadores sin importar su carácter o su forma de moverse en la convivencia y quienes cuentan que es necesario el hombre que quite presión a la hora de la preparación, cuando los jugadores tienen que pasar largas horas concentrados.

Hay posturas para todos los gustos y eso hace que el tema, por polémico, se torne apasionante. Más en momentos como los de hoy, cuando se ha instalado la creencia de que la Selección Nacional es “Messi y sus amigos”, aseveración que se sustenta con las palabras de Bauza sobre Lavezzi, quien es uno de los amigos íntimos del rosarino, como lo son Mascherano, Banegas y Agüero.

“El plantel del ’78 tenía a mejores personas. Pero como jugadores era mejor el del ’74. Lástima que en ese plantel reinaba la envidia. Ninguno tiraba para la Selección. Todos jugaban al ‘Deportivo Yo’. En 1974 parecía que estábamos a kilómetros de distancia. Pero después agarró el Flaco Menotti, el máximo, y la historia cambió. Él hacía jugar el fútbol que a mí me gustaba”, contó en algún momento René Houseman, quien siempre fue sindicado como uno de esos jugadores que son necesarios en la intimidad por su carácter afable y sus constantes bromas.

Hay quienes aseguran que el liderazgo lo ejerce el que mejor juega, sin importar si es querido por sus compañeros o no lo es. Porque ellos tienen un poder que excede hasta a la cabeza del grupo, el técnico. Esta semana se conoció la historia de que Juan Román Riquelme llegó a parar una práctica cuando Boca era dirigido por Julio César Falcioni para darles indicaciones a sus compañeros sobre lo que necesitaba.
A Riquelme se lo criticó siempre por ser divisor de grupos, como también pasó con Maradona en algún momento. Si bien uno está a años luz de saber lo que verdaderamente pasa en los vestuarios, soy un convencido de que esos jugadores que ponen la cara en la cancha, que la piden siempre, que no se esconden son tan líderes como los que cuentan chistes en las mesas de café. Ellos dos, como un sinfín de otros casos que podríamos nombrar, tenían la capacidad de seducir con su juego, es decir no necesitan de la palabra.

En esto concuerdo con los expertos de la psicología que aseguran que los líderes positivos influencian a las personas y a los grupos de personas para concretar las metas propuestas. También es real que hay quienes toman ese lugar naturalmente y otros son elegidos por un grupo.

En el caso del fútbol entra a jugar el entorno, y hay quienes aseguran que muchos ganan protagonismo en el grupo por su buena relación con los barrabravas, que lo terminan convirtiendo en ídolo gracias a la subvención que reciben.

Esos son líderes negativos, otro rótulo del que mucho se ha hablado en el último tiempo. Estos se destacan por arrastrar a más de uno en una dirección que va en contra de lo que plantea el grupo o la organización, y hablo de organización porque líderes negativos no sólo hay en el fútbol, sino en todos lados. Personas que boicotean el proceso pero sin la capacidad de hacerlo solos.

Más allá de que muchos conocemos historias, nunca confirmadas, de vestuarios, nadie que no haya pasado por un plantel puede conocer bien lo que es real y lo que no lo es de ese mundillo.

Si esta columna les despertó el bichito de conocer algo más de ese submundo, hay una película, bastante criticada por cierto, que se llama “Fulboy” y que cuenta la vida de un plantel profesional del fútbol argentino en la intimidad de la concentración previa a los partidos.

Allí conocemos una faceta absolutamente oculta del pensamiento y la sensibilidad de estos jugadores que, lejos de reproducir el relato televisivo -que los hegemoniza y estigmatiza-, los sumerge en las profundidades de la mente y las contradicciones humanas.

El debate está abierto. Por ahora a Ezequiel  Lavezzi, que hace cuatro meses no juega y que fue dado de baja por su equipo hasta el año que viene, le alcanza con ser simpático y atractivo para las chicas para estar en la Selección, un lugar por el que muchos se desviven para poder llegar.

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