El papa Francisco beatificó hoy a dos sacerdotes católicos asesinados en medio de la violencia política y guerrillera: el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos y el obispo Jesús Emilio Jaramillo.
En lo que expertos consideran un gesto de reconocimiento al sacrificio de miembros de la Iglesia católica en medio de la violencia en la nación sudamericana, el pontífice encabezó la ceremonia de beatificación en la localidad de Villavicencio.
Colombia solo tiene una santa, la madre Laura Montoya, canonizada precisamente por Francisco en 2013, y nueve beatos en espera.
¿Quiénes fueron los religiosos beatificados?
Pedro María Ramírez Ramos se desempeñó como sacerdote en una iglesia en Armero, en el departamento del Tolima, en el suroccidente colombiano. Fue asesinado el 10 de abril de 1948, un día después del magnicidio del líder izquierdista Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, cuyo crimen desató una revuelta popular en la capital que se extendió a otras ciudades del país y abrió el turbulento periodo conocido como "La violencia".
Sacerdotes de la localidad donde nació Ramírez Ramos cuentan que el religioso fue asesinado a machetazos por una turba enardecida que lo sacó de la iglesia acusándolo de guardar armas y de proteger a sectores conservadores o enemigos del líder liberal acribillado.
"Fue un hombre entregado a Cristo y a ayudar a los enfermos", aseguró el obispo de Garzón, en el departamento suroccidental del Huila, Fabio Duque, días después de que el papa declarase a Ramírez Ramos y al monseñor Jesús Emilio Jaramillo "mártires". Ramírez Ramos tenía 48 años cuando fue asesinado.
Jesús Emilio Jaramillo fue asesinado por miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) el 2 de octubre de 1989 cuando fungía como obispo de Arauca, un departamento al este colombiano con fuerte presencia de ese grupo rebelde. Tenía 73 años.
Monseñor Jaramillo habría suscitado resquemores en el ELN por su distanciamiento de la teología de la liberación, su poder de convocatoria y carisma para hacerse del apoyo de campesinos, indígenas y maestros en esa región, dijo el cura católico en esa zona John Fredy Tirado. El ELN había sido fundado por algunos seminaristas y sacerdotes católicos izquierdistas descontentos con la jerarquía eclesiástica.
Poco después del asesinato, sectores de la Iglesia y de la feligresía en Arauca emprendieron esfuerzos ante el Vaticano para buscar la beatificación del obispo.
"Monseñor Jaramillo se convierte en un símbolo de esperanza, en un símbolo muy positivo para nosotros los araucanos puesto que toda su vida, todo lo que hizo, el sentido que le puso a su ministerio antes de su asesinato fueron signos de vida para nosotros", señaló el padre Tirado.