Si bien el 0-4 fue duro, sorprendió a más de uno las declaraciones de futbolistas que apenas finalizado el encuentro apuntaban a “gente” que se alegraba con las derrotas de Independiente Rivadavia y que hace rato esperaban por tamaño golpe para regocijarse.
Dolci era el primero en salir del camarín e instalaba el tema: “Parece que hay gente que quiere que Independiente pierda”. ¿Quién, Franco?, le preguntan. -No importa- respondía y se retiraba masticando esa bronca de haber querido decir algo más que no se animó a disparar.
“Independiente es un grande y están esperando que se caiga”, Aracena se plegaba a las declaraciones del capitán. “Veníamos en levantada y eso a muchos no le gusta; por eso pasan estas cosas”, disparaba González en la misma tónica que sus compañeros. ¿A qué cabezas apuntaron los jugadores? El interrogante se agigantó y nadie podía encontrar una respuesta, por lo menos en lo inmediato.
El desconcierto era generalizado en zona mixta. Primero; porque el equipo fue goleado y se retiró aplaudido del Bautista Gargantini (algo que podía comprenderse claramente por la gran primera rueda que cerraba) y por eso desconcertaba el enojo de los futbolistas. Y, segundo; ¿a quienes señalaban?
Martín Astudillo también fue consultado por esto. El entrenador se mantuvo al margen de la polémica: “Nosotros no tenemos que prestarle atención a esas cosas”.
“Acá, en Mendoza, sos de la Lepra o sos anti-Lepra”, dice siempre el hincha del Azul, que entiende que su club es el más importante de la provincia. Y con esa declaración picante desata la polémica.
Desde el 0-3 en Santiago del Estero que la Lepra de Astudillo no recibía un golpe tan duro. Se estaba acostumbrando a sumar. Y que la derrota cale hondo, es bueno.